Cáncer de esófago: ¿quiénes son más propensos a desarrollar esta enfermedad?

El cáncer de esófago es el octavo tipo de cáncer más frecuente en el mundo. Sus causas no son claras pero existen indicios de que ciertos factores como el alcohol, el tabaco o el reflujo gastroesofágico pueden dañar el ADN de las células de este órgano, reproduciéndose sin control. Además, existen otros factores de riesgo que pueden predisponer a una persona a padecer esta enfermedad. 

El esófago es el órgano encargado de permitir el paso de los alimentos y líquidos hacia el estómago, através de un proceso llamado peristalsis, donde los anillos musculares llamados esfínteres se contraen y relajan para empujar la comida. Este mide unos 25 centímetros y se extiende desde la faringe hasta el estómago. 

¿Cuáles son los síntomas del cáncer de esófago?

Sin embargo, cuando el cáncer de esófago se produce, las personas presentan una mayor dificultad para tragar, condición que es llamada disfagia. Inicialmente solo afecta a la ingestión de alimentos sólidos pero, a medida que la patología progresa, también se produce con los líquidos. 

Otros síntomas comprenden la péridida de peso involuntaria por la imposibilidad de alimentarse de manera adecuada y el dolor localizado en el tórax. Este último es síntoma inespecífico, ya que también aparece con frecuencia en enfermedades benignas del esófago, como el reflujo gastroesofágico. 

Los factores de riesgo en el cáncer de esófago

Los factores de riesgo que prediponen a desarrollar la enfermedad son múltiples y estos van desde la edad, hasta el sexo de la persona, así como sus hábitos alimenticios. Desde la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) citada por el medio Cuidate Plus, destacan estas condiciones: 

- Edad avanzada.
 - Sexo. El riesgo es mayor en hombres.
 - Tabaco. El consumo de tabaco en cualquiera de sus formas (cigarrillo, cigarrillo electrónico, puros, pipa, tabaco de mascar…) incrementa de dos a cuatro veces el riesgo de cáncer de esófago.
 - Alcohol. El consumo de bebidas alcohólicas en grandes cantidades y durante periodos prolongados aumenta la probabilidad de padecer este cáncer. El efecto más nocivo se produce cuando se asocia al tabaquismo, lo que incrementa el riesgo hasta 7 veces.
 - Reflujo gastroesofágico. Las personas con este problema tienen un riesgo ligeramente mayor de padecer adenocarcinoma del esófago. El reflujo puede causar esófago de Barrett, que se asocia con un riesgo superior.
 - Esófago de Barrett. Esta enfermedad se caracteriza por que las células que revisten la parte inferior del esófago cambian o son reemplazadas por células anormales que, a veces, causan cáncer de esófago. Se trata, por lo tanto, de una lesión premaligna. Se cree que uno de los principales desencadenantes puede ser el  reflujo crónico, que produce irritación en el esófago.
 - Ingestión de ácidos y otras sustancias tóxicas como, por ejemplo, la lejía.
 - Dietas inadecuadas. Existen evidencias científicas sólidas que sugieren que las dietas con un bajo contenido en frutas y verduras incrementan el riesgo de cáncer de esófago. También se ha relacionado el desarrollo de este tipo de tumores con el consumo de carne procesada, aunque en este caso las pruebas no son tan claras.
 - Bebidas calientes. La ingestión frecuente de líquidos muy calientes se ha vinculado con un incremento del riesgo de cáncer de esófago de células escamosas. Se cree que es debido a lesiones repetidas de la mucosa del esófago por efecto del calor.