La estrategia de Hamas: infundir el terror y hacer propaganda

La estrategia de Hamas: infundir el terror y hacer propaganda

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La estrategia de Hamas: infundir el terror y hacer propaganda ARCHIVO
21 Febrero 2025

Patricia KreiBohm

Historiadora e internacionalista

Hamas está usando todas sus capacidades para demostrar su poder, para, de alguna manera, imponerle al otro sus reglas de juego. Por un lado siembra el terror y por otro para sus seguidores es un éxito. Desde el análisis académico -no desde la emoción humana, porque lo que uno ve es horroroso- se advierte que están haciendo lo que va a hacer una organización terrorista, que tiene varios objetivos, pero los dos más importantes son infundir el terror y hacer propaganda de su causa.

Como dice una frase atribuida a Mijail Bakunin: “El terrorismo es propaganda mediante la acción violenta”. La organización terrorista publicitar, teatralizar y llevar todos sus actos a la difusión; y genera un impacto en la población, sea en el atentado en sí o, como en este caso, por la devolución de los rehenes. Entonces, no sorprende; de hecho, esta es más truculenta que las anteriores, pero en las anteriores también hubo puesta en escena con los rehenes formando parte de un escenario o como en una especie de mesa panel compartiendo ahí, al lado de los de los militantes, fotografiados. Está todo absolutamente planeado y hasta guionado para lograr ese efecto.

A los terroristas les importa la imagen de los propios, de los seguidores, de los que creen en ellos y comparten la causa. No es que no les importe lo que eso genera en el “enemigo”, sino que les importa más mostrar su capacidad y sus poderes. Porque aquí hay otro tema, más político, que se mete en el medio.

En la época de la ETA, cuando secuestraron a un diputado el gobierno español sentó la afirmación de no se negocia con terroristas. Afirmación que compartieron en su momento los italianos por las Brigadas Rojas y que no hace mucho tiempo también ha ratificado Putin cuando tuvo los ataques de la escuela de Beslan, del teatro, del metro de Moscú, etcétera. O sea, hay gobiernos que directamente dicen, ‘no negociamos con terroristas’. Entonces, si los terroristas tienen rehenes, los dan por perdidos.

Entrampado

En este caso, al aceptar el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, la negociación, de alguna manera está entrampado porque por un lado quiere responderle a su comunidad, a esas familias que han sufrido lo indecible, pero por otro tendrá que aguantarse las formas, los tiempos, los modos en los que Hamas devuelva los rehenes. Esta es una imagen espantosa. Y para Hamas eso no es un obstáculo.

Veo muy difícil que esas negociaciones se sostengan en el tiempo. El problema es histórico entre palestinos e israelíes y el Estado judío. Hay dos conflictos que cuando nació el Estado de Israel eran simultáneos. Uno era el árabe-israelí -las guerras de Israel con los países árabes vecinos-; el otro -engendrado a partir de este-, el conflicto palestino-israelí, que persiste. Este conflicto, que es tan viejo y que pasó por todas las etapas habidas y por haber, está irresuelto. No existe en el mundo, hasta ahora, un mediador que pueda resolverlo.

Entonces, esta negociación tan frágil como las otras, porque la devolución de los rehenes no calma las cosas. Todo es un juego siniestro, un intercambio en el cual ninguna de las partes se puede sentir tranquila y confiada respecto de la otra. No tengo mucha confianza en que eso llegue a buen puerto.

Hamas está usando todas sus capacidades para demostrar su poder para, de alguna manera, imponerle al otro sus reglas de juego. Es la estrategia que nace en el siglo XIX, cuando las organizaciones pequeñas, que no tenían fuerza, debían ingeniárselas y buscar tácticas para tener alguna posibilidad de éxito frente a las fuerzas armadas de los Estados. Entonces dijeron: ‘Bueno, vamos a instigar el miedo, a desplegar el terror, a hacer toda la propaganda posible.

Y para los propios -aunque es un horror decirlo-, todo esto son éxitos.

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