Milei y el impacto del “criptogate” en X

En la serie de Netflix “House of Cards”, temporada tras temporada, se observa cómo un simple error no forzado puede hacer tambalear hasta la estrategia política más meticulosa, atrapando a sus protagonistas en un laberinto de explicaciones contradictorias. Este mecanismo narrativo no sólo refleja la fragilidad del poder, sino que también representa de manera magistral lo que ocurre en la vida real: lo que comienza como una pequeña inconsistencia puede escalar hasta convertirse en una crisis que erosiona la credibilidad y pone en jaque la confianza de la sociedad.

Hacía mucho tiempo que la política no hacía tanto ruido en las redes sociales. Desde el viernes 14 de febrero, cuando comenzó el “criptogate” por la difusión de un token de Solana llamado $Libra en la cuenta del presidente Javier Milei, los principales referentes de La Libertad Avanza en X se mostraron confundidos, algo que no les había pasado anteriormente en un escenario en el que siempre se mostraron cómodos. La moneda virtual registró una suba exponencial en su valor y luego se desplomó generando que varias personas perdieran todo lo invertido. En un primer momento se trató de instalar una versión de que el jefe de Estado había sido hackeado. Sin embargo, con el correr de las horas, esa posibilidad fue perdiendo fuerza hasta que la diputada oficialista Lilia Lemoine terminó por desestimarla por completo. El tuit existió y fue redactado por el mandatario, quien no pidió disculpas. “No estaba interiorizado de los pormenores del proyecto y luego de haberme interiorizado decidí no seguir dándole difusión”, se justificó.

A partir del apoyo de Milei, quien sostuvo que no se trató de una estafa y que lo suyo solo fue “una opinión”, la capitalización de mercado de $Libra llegó a trepar por encima de los U$S4.000 millones, impulsada por unos 40.000 compradores, según los expertos consultados por la BBC, para luego tener una sorpresiva caída. Milei, por su parte, dijo que los afectados fueron “como mucho 5.000 personas, casi ningún argentino”.

Las repercusiones en X

Los golpes de los opositores no tardaron en llegar. Uno de los más fuertes fue el de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, condenada el pasado 13 de noviembre a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por irregularidades en la obra pública. “Miles confiaron en vos, compraron caro y en cuestión de horas perdieron millones mientras unos pocos (me juego la cabeza que todos libertarios) hicieron fortunas con información privilegiada. Milei… ¡Vos mismo operaste como el gancho de una estafa digital!”, tuiteó CFK. En el mismo tono opinaron Alberto Fernández y Sergio Massa, protagonistas principales de una gestión que dejó a la economía argentina sumergida en una profunda crisis y que, tras las pésimas elecciones que hizo el peronismo, facilitaron la llegada de Milei al sillón de Rivadavia.

Luis Caputo y Patricia Bullrih fueron algunos de los ministros de la LLA que salieron a bancar al Presidente, aunque sin argumentos para justificar lo ocurrido en la noche del Día de los Enamorados. “Milei es lo mejor que le pasó al país en 100 años. Fin”, se limitó a redactar el ministro de Economía en sus redes.

La confusión se había apoderado de los usuarios libertarios. Pasaron del furor por una criptomoneda impulsada por el Presidente, a tener que recular para alinearse al cambio de opinión de su líder. Se formó una tensión en la plataforma, como si todos hubieran contenido la respiración, esperando a que algo sucediera.

La respuesta llegó casi cuatro días después, en una entrevista que Milei concedió a Jonatan Viale en Todo Noticias. Allí, el presidente se desligó de la iniciativa de $Libra y remarcó que la difundió “como ciudadano”, ya que el tuit fue publicado en su cuenta personal. El periodista le recordó en varias ocasiones que, más allá de ser un ciudadano, también es el presidente de la Nación. Pero no hubo manera de hacerlo cambiar de parecer.

El “criptogate” no solo expuso los riesgos de la falta de filtros en la comunicación política, sino que también demostró cómo una falta de previsión puede escalar hasta convertirse en una crisis de credibilidad. Como pasa en “House of Cards”, donde un desliz puede desencadenar una cadena de consecuencias imprevisibles, la difusión de $Libra en la cuenta presidencial reveló la fragilidad del poder en la era de las redes sociales, donde cada tipeo y acción están bajo el escrutinio permanente.

Para Milei, este incidente podría ser una oportunidad para replantear su estrategia comunicacional que mostró desde antes de ser candidato, equilibrando su estilo directo y sin filtros con la responsabilidad que implica ser el presidente de una nación.

En un mundo donde la confianza es un activo cada vez más escaso, la transparencia y la coherencia no son solo virtudes, sino necesidades estratégicas. El “criptogate” no fue solo un error técnico o una mala decisión; fue un recordatorio de que, en política, como en la vida, las pequeñas inconsistencias pueden terminar en un escándalo mundial.