El gobernador sin casa

El gobernador sin casa

La representación de la provincia en Buenos Aires debería tener definiciones sobre su importancia y sobre quién se ocupará de ella. La renuncia de Sisto Terán. La Justicia empieza a rodar un nuevo año. Expectativas del año electoral.

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El gobernador sin casa

La casa, así a primera vista, es esa palabra simple de cuatro letras con un vocal repetida que suele meterse tempranamente en los cuadernos de primer grado. Pero en este mundo donde ya se cuestionan hasta los cuadernos -ipad y computadoras les muerden los talones-, la casa encierra significados potentes y carga emociones que duran toda la vida. Si además la casa es de alguien, todo se potencia a la enésima y las fuerzas y los valores se multiplican.

Estas ideas sueltas tiradas al azar sobre la página en blanco con la liviandad de las vacaciones tienen un sentido en la vida mundana y otro más fuerte en la siempre cuestionada actividad pública. La Casa de Tucumán es, en principio, un lugar de todos. Es propiedad de Tucumán, como su nombre lo indica. Para los foráneos puede ser una simple confusión con la famosa deconstrucción que vio nacer nuestra Independencia, pero los tucumanos tenemos claro que la Casa Histórica no es la Casa de Tucumán.

Paradójicamente, la Casa de Tucumán tiene domicilio en Buenos Aires. En realidad es una gran oficina habitada no por familias con niños que corretean sino con sueños, proyectos y negocios. Sus habitantes pasajeros no son padres o madres de futuros deportistas, profesionales o expertos en oficios. Sin embargo, son tutores de concreciones que pueden engrandecer a Tucumán.

Institucionalmente, la letra fría del organigrama del gobierno tucumano explica que la Casa de Tucumán tiene como responsabilidad asistir a la superioridad y coordinar con los organismos que correspondan, ministerios y secretarías de estados las gestiones relativas a asuntos en los que tengan participación o interés directo para lograr una adecuada unidad de acción. También precisa que contribuye a diligenciar los asuntos de interés del Estado provincial que se tramitan ante organismos y reparticiones de la administración nacional. Pero agrega una más: participar en la negociación de acuerdos con organismos internacionales de financiamiento.

Invito al lector a releer estas incumbencias descriptas en el párrafo anterior. Pareciera que es muy importante o tal vez más de lo que parece la gestión de la casa de Tucumán. Por las dudas a alguno les dé curiosidad, ésta tiene domicilio exacto en Suipacha 140, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Por lo general, las descripciones de los textos legales o de los expedientes públicos se despliegan en lenguajes crípticos que están reservados a eruditos exégetas que tienen la llave para descifrar las claves. Consultados en la Casa de Gobierno esos sabiondos explican en criollo lo que queremos saber: “... la Casa de Tucumán es fundamental. Los gobernadores o los ministros van, acuerdan, firman y se van, pero todo el trabajo, seguimiento y concreciones se lo termina haciendo por gestión de este organismo. Si no estuviera todo sería más lento y más oneroso”.

Si se revisa el organigrama del Poder Ejecutivo provincial, tan importante estructura está acéfala actualmente. Hace un puñado de días renunció sin pena ni gloria el último administrador de esa casa. El ex vicegobernador Sisto Terán presentó su renuncia y hasta ahora nadie lo reemplazó.

Los gestos en política son importantes aunque los principales actores lo nieguen. El titular del Poder Ejecutivo no movió piezas en ese sentido, por lo que podría interpretarse cierto desinterés o preocupación por este casillero vacío. Tampoco hizo referencias a quien deja ese lugar. Es cierto que Sisto Terán tiene una veintena de años en el poder tucumano y no es un hombre de línea jaldista, si es que la hubiera. En tiempos de ajustes, podría Jaldei pedirle prestada la motosierra al Presidente de la Nación, pero si es considerada una estructura importante, no debería estar desatendida.

Ya lo estuvo. Hubo un tiempo en el que era sinónimo de no hacer nada y en todo caso era una fábrica de pastas en la que todos los 29 se brindaba. José Alperovich, cuando fue gobernador, llegó a poner a un pariente suyo para que lo representara más a él que a la provincia. Así Benjamín Bromberg se convirtió en una especie de “okupa” de la Casa de Tucumán y el pueblo tucumano fue tan generoso y agradecido que lo premió por los servicios prestados dándole una banca de diputado nacional. Cosas que tal vez, más de uno debería preguntarse cuando se habla de reformar los sistemas políticos.

Pensar que hace casi un año el gobernador anunció la idea de una reforma política y la posibilidad de que se instrumente un sistema de mejor acceso a la información. Hubo proyectos, ideas y palabras, pero nada ocurrió. Pero es harina de otro costal.

La Casa de Tucumán, cuando estuvo Juan Manzur al frente del Poder Ejecutivo, tampoco fue clave. Es que al mandatario provincial de entonces y actual senador le preocupaba estar él en todo lo que ocurriera fuera de la provincia. Le gustaba ser una suerte de canciller. Jaldei, en tanto, no tuvo mucho diálogo con Sisto Terán. Y, ahora esa institución que aparentemente es importante tiene un signo de pregunta y nadie al frente.

Sisto Terán fue acunado por las ideas liberales hace varios lustros, pero en su adolescencia política fue cautivado por el peronismo donde fue abrazado y elogiado. Terán se fue en silencio hasta que en los últimos días muchos referentes de su espacio empezaron a recibir un escrito que salió de su computadora titulado “No me callo más”. Allí destaca su rechazo a políticas mileístas y a posiciones y expresiones del Presidente. Y precisa: “los gobernadores de provincia, sometidos por sus necesidades pedestres de gestión, salvo excepciones muy aisladas y puntuales, permanecen en silencio y son incapaces de abroquelarse en defensa del federalismo del que ya sólo quedan despojos”.

Un año diferente

Jaldo empieza el año electoral con la tranquilidad de que sus primeros 365 días le permitieron controlarlo todo. Sin embargo, este será distinto. Como Rico Mcpato se zambullía en la bañera con dinero, este mandatario disfruta de un calicanto con números que le acercan sus encuestadores. Al mismo tiempo, Juan Manzur lo ayuda porque es una sombra. No se corporiza. Y, si bien todavía los tiempos electorales no lo obligan a aparecer -menos si se suspenden las PASO-, Manzur debería dar señales de vida política. Sus creaciones -los hermanos Yedlin- no tienen señales claras y seguramente aún deben estar mascullando la necesidad de escuchar explicaciones de por qué se eligió a Miguel Acevedo para ser vicegobernador y no a Pablo o a Gabriel.

La decisión del legislador Javier Noguera de impulsar que su esposa e intendenta promueva la salida de Tafí Viejo del Pacto Fiscal Municipal también es una señal de que empieza escurrirse el agua de las manos del gobernador. No todo cabe en su puño, como seguramente añoran los hombres que llegan a las máximas alturas del poder. Noguera, sin hacer movimientos ampulosos, siembra independencia en los terrenos políticos.

La mochila 2025 de Jaldo no sólo carga sus promesas incumplidas y las raras versiones de Manzur, también cabe en un bolsillo la pesada figura de Jaldei que seguramente va a jugar cuando salgan a la calles las campañas. El gobernador defiende la idea de que no se puede descuidar ni desatender estos comicios de 2025. Sabe que en la última elección, en Tucumán, venció Javier Milei. Otros piensan que esta oportunidad se podría dejar pasar porque la verdadera contienda será en 2027. Jaldo, conocedor de estas lides, no quiere que para entonces se le escape la tortuga.

En la otra vereda, va a crecer la Libertad Avanza que avanza en la creación de un frente que tiene como armador principal al viceministro del interior, Lisandro Catalán. Ayer en la Casa de Gobierno tucumana se alegraban difundiendo versiones en las que el tucumano afincado en la Rosada podía haber caído en desgracia. Pero la especie se desmintió en minutos.

Uno de los logros del mandatario tucumano fue desdibujar las imágenes de las figuras de la oposición. Catalán las ha empezado a tallar de nuevo con el cincel libertario desde su despacho de la planta baja de Balcarce 50.

Mañana Tucumán empieza a calentar motores; entrará en actividad la vida judicial y sólo falta la llegada de marzo con su ritmo escolar y legislativo. A la mochila jaldista ya se le agregó la designación de jueces y la preocupación por el acueducto de Vipos, otra de las promesas que, aparentemente, se verá postergada. Una de las empresas que iba a trabajar en esa obra recibió la advertencia que en el Sistema de Gestión Documental Electrónica bajo el número NO-2025-03474141-APN-DNAPYS#MOP se notifica la no continuidad del proceso licitatorio.

Mañana se abrirán las puertas del Palacio que alguna vez presidió Juan Heller y quien llegó a sugerir que los ciudadanos recurren a Tribunales recurren “ … en amparo de sus derechos, no le interesan ni teorías ni doctrinas. Busca -el habitante- obtener una parte decisiva de su reclamo por métodos racionales, procedimientos expeditivos y costas prudentes. Todo lo que ultrapase estos límites le parecerá logrerismo, atraso y expoliación…” Se pueden repasar estas ideas en la biografía de esta figura de la Justicia tucumana que escribió Carlos Páez de la Torre (h) y a la que tan pocos le rinden culto con sus procederes.

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