

La Policía y el Ministerio Público avanza en una investigación que busca poner fin al mercado negro de venta de limón. Al ser tan elevado el valor de la fruta, se detectó que habría varios grupos de personas que están robando el cítrico para comercializarlo de manera independiente.
El encargado de seguridad de una citrícola ubicada en Burruyacu, denunció que el 4 de enero sorprendió a tres hombres que estaban sustrayendo la fruta. Los delincuentes huyeron rápidamente dejando abandonadas 23 bolsas arpilleras cargadas de limones. Además, señaló que no sería la primera vez que la empresa para la que trabaja sufre un ataque de estas características.
Personal de la División Este de Delitos Rurales, al mando de la subcomisario Edith Páez y los comisario Luis Godoy y Silvio Luna, inició una investigación. Tras realizar una serie de averiguaciones, descubrieron que un tal “Mishi” podría estar detrás de estos robos. Presentaron la evidencia ante el fiscal de feria Diego Hevia y, con autorización de la jueza María Apás Pérez de Nucci, realizaron allanamientos en las localidades de Villa Aráoz, Macomita y El Timbó.
En las medidas, según confiaron fuentes judiciales, los uniformados secuestraron dos celulares, cuatro maletas, 350 bolsas arpilleras y bins. Todo el material ya está en manos de la Justicia y serán analizados para sumar pruebas en contra de los sospechados.
Desde diciembre hasta la fecha, los robos de esta fruta se incrementaron considerablemente. Los investigadores y citricultores sostienen que hay una razón de este aumento de ataques. Por una cuestión estacional y la escasez de la producción, el precio del limón se encareció considerablemente. Días atrás, en las verdulerías de la provincia el valor de la unidad oscilaba entre los $350 y $500.
Los pesquisas sostienen que hay grupos que contratan gente para cometer el ilícito en las fincas de toda la provincia. Una vez que se apoderan del producto, los entregan para su venta callejera o al por mayor en verdulerías y hasta en el mismísimo Mercofrut. “Son robos hormigas, pero el mayor problema es que destrozan las plantas para sacar cuatro o cinco limones por cada una”, se quejó Francisco Ruiz, citricultor del este tucumano.
En diciembre pasado, el fiscal Hevia, el mismo que interviene en esta causa, procesó a dos hombres por haber sustraído 600 kilos de limón de una finca de El Timbó. Al tratarse de un delito excarcelable, legalmente deben continuar el caso en libertad, salvo que cuenten con antecedentes.
Los responsables de la Policía solicitaron a los productores que informen sobre los ataques que sufren para poder diagramar operativos de prevención o en su defecto, identificar a los autores a través de una investigación. También solicitaron a la población en general de no adquirir la fruta en la vía pública para acabar con la venta ilegal de este producto.