La primera ministra italiana, Giorgia Meloni realizó una sorpresiva visita no oficial al presidente electo estadounidense Donald Trump en Florida, indicó la oficina de la dirigente.
La visita de Meloni, que dirige el partido de extrema derecha Hermanos de Italia, se produce días antes del viaje a Roma del presidente estadounidense saliente, Joe Biden, que tiene previsto entre el jueves 9 y el domingo 12 de este mes reunirse con la líder italiana y, por separado, con el papa Francisco.
Las fotografías enviadas por la oficina de la primera ministra ultraderechista mostraban a Meloni y a Trump posando a la entrada de Mar-a-Lago y conversando en una sala de recepción, con un árbol de navidad visible al fondo.
También se podía ver a Meloni estrechando la mano del senador por Florida, Marco Rubio.
“Grata noche con Donald Trump, a quien agradezco por la bienvenida. Lista para que trabajemos juntos”, escribió Meloni en las redes, junto a una foto de ambos.
La visita incluyó la proyección de una película y una cena, según los medios estadounidenses. La película que se proyectó fue el documental “Eastman Dilemma: Lawfare or Justice”, en el que el exabogado de Trump denuncia el doble rasero de la justicia estadounidense.
“Estoy aquí con la primera ministra italiana, una mujer fantástica. Ha conquistado a Europa”, declaró Trump según los periodistas estadounidenses. Las fotos de los dos líderes conservadores aparecieron ayer en las portadas de todos los diarios italianos.
Meloni es una de varios dirigentes extranjeros, entre ellos el canadiense Justin Trudeau y el húngaro Viktor Orban, que han visitado a Trump, que regresará a la Casa Blanca el lunes 20 de enero. El primero en la lista fue el presidente argentino Javier Milei, en noviembre del año pasado.
La reunión, celebrada con gran discreción, habría contado con la mediación del empresario Elon Musk, quien mantiene una relación cercana con la mandataria italiana. Ni siquiera el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, fue informado previamente del encuentro, que se gestó en un contexto de máxima confidencialidad.
Aunque no se difundieron detalles oficiales sobre los temas tratados, se presume que la detención en Irán de la periodista italiana Cecilia Sala fue uno de los puntos principales. Este caso generó tensiones entre Italia e Irán, en un contexto marcado por el arresto en suelo italiano del ingeniero iraní Mohammad Abedini, acusado por EEUU de colaborar con la Guardia Revolucionaria iraní.