Los Reyes Magos dan un empujoncito a la economía

Los Reyes Magos dan un empujoncito a la economía

Gustavo Wallberg
Por Gustavo Wallberg 05 Enero 2025

Escuchar nota

Tu navegador no soporta HTML5 audio

Algunas fechas son de alivio para el comercio, como aquellas para celebrar situaciones de edad, familiares o de base religiosa, tales los días del niño, la madre, el padre o Reyes. ¿Le sirven a la economía en general? Depende cómo se mire. Al respecto importa poco si los regalos deben hacerse en Navidad o ahora sino cuán relevante es el consumo.

Para la política económica el punto es cuánta prioridad se le debe dar para alentar la actividad. Se deja para otra ocasión la disputa en general poco comprendida entre clásicos y keynesianos para ir a una expresión que suena de sentido común pero es incompleta, esa de que nadie invierte donde no se consume, por lo tanto se debe alentar el consumo. Un problema de tomarla así sola es que alienta la irresponsabilidad monetaria y conduce a la inflación dado que olvida otra parte de la realidad: tiene que haber qué comprar. No se consume sin inversión previa. Con lo que aparece una contradicción de conductas. Para un mayor bienestar y que la economía se mueva es necesario consumir pero para eso hace falta abstenerse de consumir porque del ahorro surge la inversión. En consecuencia, de lo que se trata es de buscar un nivel y una relación armónica entre ambas variables.

El reemplazo

Pueden verse algunos ejemplos considerando que la inversión no implica sólo nuevo equipo sino también reemplazo del viejo que se desgastó durante el uso, la llamada depreciación. Incluye sustitución de equipo decadente, reparaciones de rutas o vías férreas y así. Pero no necesariamente en la misma empresa. En el agregado es igual de reemplazo el que ocurre dentro de una firma como cuando una compañía deja de trabajar y aparece otra con equipo de mayor valor. Por otra parte, el ahorro es una abstención de consumo que puede involucrar tanto la demora de un gasto propio que se hará en equipo como la asignación de recursos en una colocación financiera que a su vez podría financiar gastos de terceros.

Al respecto, en los últimos 20 años la relación ahorro sobre PIB en Argentina osciló entre catorce y 20 por ciento, al igual que la inversión. ¿Qué ocurrió en países con mejores resultados en crecimiento, PIB per cápita, inflación o pobreza? Chile ahorró entre 19 y 27 por ciento del PIB e invirtió entre 20 y 29 por ciento. Alemania, de 22 a 28 por ciento y de 20 a 24 por ciento, respectivamente. EEUU ahorró entre catorce y 20 por ciento, invirtiendo como Alemania. Suecia ahorró del 26 al 32 por ciento e invirtió del 20 al 27 por ciento. Todos (excepto EEUU) con mayores tasas que Argentina. Aunque sería bueno destacar a Uruguay: ahorro entre once y 19 por ciento, inversión entre quince y 23 por ciento. Muy similar a la Argentina pero con resultados macroeconómicos superiores. Evidentemente cuánto ahorrar e invertir es importante, pero también cómo. Argentina habría sido muy ineficiente.

El requisito de ahorrar para invertir puede saltarse pidiendo prestado. Alguien renuncia al consumo pero en vez de invertir él mismo coloca el dinero en un banco y éste presta. En el global del país eso siempre daría igual salvo que el ahorro local se colocara en el exterior; los números de Alemania y Suecia son consistentes con eso. Contracara: puede haber más inversión que ahorro tomando deuda externa (se aprovecha ahorro extranjero). Pero en Argentina hace mucho que no se usa para inversión (al menos la pública).

Ahora bien, también puede ocurrir que se ahorre e invierta de más. Como China, que hasta hace poco ahorraba e invertía un 50 por ciento del PIB. Gracias a eso tuvo grandes ritmos de crecimiento que ayudaron al auge de los precios de las commodities (que desperdició Argentina). Pero cuando se invierte en bienes que no rinden porque no hay consumo suficiente de ellos o de sus servicios el crecimiento se detiene. El ejemplo más claro lo brindó Evergrande Group, un gigante chino de la construcción que en 2021 enfrentó en los tribunales reclamos por su pasivo de 330.000 millones de dólares. En 2023 la firma se declaró en quiebra ante la Justicia de Nueva York. Sus problemas se debieron en parte al freno de la economía por el coronavirus pero también a la sobreinversión. En los 90 se decía que el ave nacional de China no era la grulla sino la grúa para construcción en altura. Pues bien, eso llevó a negocios inmobiliarios especulativos y a decenas de millones de viviendas vacías.

Claro que el gobierno chino sabe del problema; como puede interpretarse de algunas medidas tomadas hace tiempo que revirtieron políticas emblemáticas del país. Una, derogar la restricción al número de hijos atendiendo a dos puntos básicos. Primero, aumentar aportantes al sistema jubilatorio. Gran longevidad más baja tasa de nacimientos representan una seria amenaza. Segundo, más personas significan más gasto, lo que disminuiría la tasa de ahorro (y de inversión). La otra medida fue permitir la migración familiar hacia la costa. Desde 1979 que en China hay dos países (o tres, con Hong Kong). El costero, capitalista, y el interior, casi feudal. Como la producción masiva de bienes está en la costa permitir la reunión de familias significa aumentar el número de consumidores.

Las condiciones

Para no caer en los extremos mostrados deben darse algunas condiciones. Primera, estabilidad macroeconómica, para que las personas amplíen su horizonte de planificación y apuesten al ahorro y a la inversión. Segunda, que el Estado no interfiera con el sistema de precios para que pueda haber cálculo económico y en particular que no se meta con la tasa de interés porque deforma las señales de rentabilidad y conduce a inversiones ineficientes; estabilidad y seguridad jurídica son suficientes para que exista crédito a largo plazo. Y tercera, que si la inversión pública fuera necesaria se realice tras amplios debates y en total transparencia. En resumen: al revés de como prescribe el populismo.

Comentarios