De ser una prolija y discreta secretaria, a ser una de las mujeres más envidiadas de Argentina; de escuchar unos simples 'buenos días' por teléfono, a escuchar una declaración de amor sin igual. Es la historia de Olga Garaventa, la mujer que acompañó a Roberto Sánchez, Sandro, durante los últimos años de su vida y que hace 15 años eligió continuar con el bajo perfil que siempre tuvo pese a la fama de quien fue su marido.
"Tengo un beso encadenado y la llave de ese beso está en tu boca", fue la frase que pronunciaron los labios del cantante. Con esa declaración de deseo y amor, Garaventa confirmaba los sentimientos de Sandro y los suyos: estaban enamorados. "Estuvimos juntos cinco años nada más, los peores de su enfermedad, pero a pesar de eso fuimos muy felices", contó en una entrevista la mujer.
El triste final del amor de Sandro y Olga Garaventa
Advertida por él mismo sobre la enfermedad que padecía -enfisema pulmonar obstructivo crónico-, Olga decidió quedarse para acompañar a Roberto. En 2007, con un panorama que él prometía desalentador pero que ella no había visto tan sombrío, se casaron en la mansión de Sandro de Banfield. Tres años después, Sánchez se sometió a un doble trasplante de corazón y pulmón, pero no logró salir victorioso.
"Estuvo consciente hasta último momento y me pude despedir de él. Le dije: 'Rober, decime la verdad, ¿te querés ir de gira?' y le dije: 'Si querés ir, andá. Está todo bien'", relató Garaventa sobre el último día de vida de Sandro. Poco más de una hora después, la vida del ídolo de América llegaba a su fin.
El homenaje de Olga Garaventa a Sandro
Alejada de las cámaras, pero acompañada de su círculo más íntimo y de "las Nenas", las fanáticas de Sandro, Garaventa recordó a su esposo en sus últimos días. Para rendirle un sentido homenaje, escribió una memoria exclusiva para Teleshow.
“Este sábado 4 de enero se cumplen 15 años de la partida de Roberto, mi esposo, y para mí es un día muy muy especial, sumamente importante y triste, pero también es un día que me trae paz, me trae tranquilidad.
Lo recuerdo con mucho amor y recuerdo su sonrisa, sus conversaciones, y eso realmente me hace sentir tranquila. Lo visualizo con una sonrisa, tomados de la mano, hemos sido muy compañeros, hemos estado siempre el uno para el otro y tengo mucha paz en el corazón, porque lo he acompañado hasta el último momento de su vida sosteniéndolo de la mano y entregándole todo, todo todo todo todo porque se lo merecía. Y eso me reconforta.
Es un día especial. Yo lo paso acá en nuestra casa, acompañada de mi familia, de mis nietas (Malena, Valentina y Ema), de mis hijos (Manuela y Pablo) y de las Nenas que se acercan a darme un beso, un abrazo, y esa es una contención más de toda la contención que recibo siempre de mis amigos, de mi familia y también de las Nenas.
Entonces yo lo que puedo decir que le mando un beso al cielo, que lo amo, y que gracias por haberlo conocido, para mí el haber estado a su lado fue todo y su ausencia se siente mucho, lo extraño muchísimo, cada día más”.