Más allá del ajuste, urge que se destinen fondos para reparar las carreteras. Por estos días, miles de argentinos saldrán a las rutas con la intención de llegar al destino que eligieron para vacacionar. Se enfrentarán con un obstáculo peligroso: que hay rutas que están seriamente deterioradas. Esto se manifiesta con fuerza en la región NOA, que presenta graves deficiencias en infraestructura vial.
Este tema es clave, porque a diario incontables conductores y pasajeros se juegan la vida en los caminos. Además, son las vías por las cuales se mueven el comercio y la producción. En lo que respecta a las rutas nacionales -que son las que se suelen utilizar mayormente para llegar a los destinos turísticos masivos- Tucumán presenta un escenario complejo: si bien tiene un déficit importante de autopistas, el estado de los caminos es más aceptable que en otras provincias vecinas.
De todos modos, la falta de desmalezamiento de las banquinas y el robo de la cartelería incrementan considerablemente los riesgos a los que se exponen los viajeros. A modo de ejemplo, podemos tomar el corredor vial de la ruta 9, que nos conduce desde San Miguel de Tucumán hasta la frontera con Bolivia. Se trata de una vía altamente transitada y en la que se incrementa mucho el flujo vehicular en vacaciones de verano, de invierno y en los tiempos de carnaval, que este año cae a fines de febrero. El tramo que va desde la Capital de Tucumán hasta el límite con Salta se encuentra en buen estado.
Aquí cabe resaltar el acceso a Trancas, una obra que ordenó la circulación en un punto que siempre fue complejo. El mejor segmento se ubica entre Trancas y Rosario de la Frontera (Salta). Pero los problemas más graves arrancan allí. Transitar los 30 kilómetros que separan esta ciudad de Metán toma como mínimo 30 minutos, un tiempo impensado para una distancia tan corta. Sucede que el estado del pavimento es tan malo que se debe transitar con mucho cuidado.
Si bien fue parchado en los últimos meses, cuesta creer que se trate de una ruta nacional tan importante. A partir de Metán arranca una autovía que conduce a Güemes. Aquí, el pavimento también ha venido desgastándose progresivamente. A eso hay que sumarle que, a pesar de contar con cuatro carriles, la calzada ha quedado angosta para el tamaño de los vehículos actuales. Esta situación, que debe ser revisada lo antes posible, genera muchos peligros. Entre Güemes y Perico (Jujuy) el gran problema es la autopista inconclusa que debería unir la zona del aeropuerto jujeño con el límite con Salta. Los desvíos son frecuentes y el tránsito se hace lento. Desde Perico hasta La Quiaca, el panorama mejora sensiblemente. De todos modos, cabe destacar que en el trayecto descripto en este texto hay que pagar dos peajes que, para los autos, cuestan $1.300 cada uno.
Los problemas mencionados más arriba se repiten en numerosas rutas de la Argentina. Nos enfocamos en esta, por ser una de las más importantes de la región y con el objetivo de que sirva de ejemplo para graficar los problemas que enfrentan los conductores. Si bien es cierto que el país atraviesa un ajuste económico muy importante que ha frenado las obras públicas, creemos que es muy importante que se destinen fondos al mantenimiento de las rutas. Es una manera de salvar vidas.