04 Enero 2025
Quien vaya a Normandía quedará emocionalmente sobrecogido de las miles y miles de tumbas de jóvenes soldados norteamericanos muertos para liberar a Francia del nazifascismo y a toda Europa del terrorífico imperio hitleriano. No se trata de ver a Estados Unidos como “modelo” ni desconocer sus problemas y sus defectos. Pero estos forman parte también de todo el mundo desarrollado. Estados Unidos es un gran país y una gran nación que alberga una democracia consolidada con una noble tradición a sus espaldas. Repudiamos el modo de pensamiento según el cual los acontecimientos del 11 de septiembre fueron “una justa moneda de cambio” para los Estados Unidos, y que afirma que son “comprensibles” a raíz de los “agravios” generados por su política exterior. “Ese día se perpetró un asesinato masivo de hombres, mujeres y niños inspirado por odiosas creencias fundamentalistas”. Es llamativo, por otra parte, que los llamados “tercermundistas” reivindiquen ahora el antinorteamericanismo considerando al país del norte como “la fuente de todos los males“ y justifiquen los atentados de Al Qaeda, ISIS y Hezbollah contra todo el mundo civilizado. El islamismo, bajo ningún punto de vista, puede ser considerado, como la “nueva izquierda” pretende, una “teología de la liberación” análoga a la que se ha desarrollado en América latina. El islam político profesa la sumisión total y no la emancipación. Juan José Sebreli manifiesta que los jóvenes “setentistas” eran, en realidad, impostores e hipócritas, porque “disfrutaban de los beneficios de la libertad de expresión occidental, la individualidad y el pluralismo de los estilos de vida y las comodidades, patrimonio de las sociedades democráticas, y las libertades del occidente que ellos tanto despreciaban (…)”. Cuando hablamos de islamismo hablamos de la opresión de la mujer, los matrimonios con niñas, las lapidaciones, las bombas humanas, la sistemática aniquilación de los opositores, el bombardeo permanente contra la población civil israelí… Parece increíble pero esto es lo que defiende ahora la autotitulada “izquierda tercermundista”.
Arturo Garvich
Las Heras 632 - S. M. De Tucumán
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