Muchas veces las personas adquieren hábitos alimenticios negativos causados por desórdenes emocionales o afectivos. Se trata de una necesidad incontrolable de comer, a menudo alimentos poco saludables, como dulces o carbohidratos refinados, que puede conducir a problemas de salud a largo plazo.
Los expertos confirman que a veces, a través de la comida las personas buscan camuflar sentimientos negativos como la tristeza, ansiedad, angustia, ira, temor y ansiedad. Estos factores psicológicos pueden provocar que la persona coma sin la necesidad fisiológica de tener hambre. Es importante, identificar cuando la situación sea incontrolable para así acudir por ayuda profesional.
Los mejores consejos para controlar las ganas de comer impulsivamente
Mantenerse hidratado e incrementar el consumo de líquidos: El consumo de líquido promueve la hidratación del cuerpo y al mismo tiempo le ayuda a eliminar toxinas. Es importante excluir a las bebidas azucaradas para o alcohólicas para obtener una mayor saciedad.
Realizar y sostener una rutina de ejercicio: El deporte ayuda a liberar endorfinas, que son unas hormonas que controlan la ansiedad, el estrés y otras emociones que contribuyen e interfieren con el bienestar.
Consumir distintas fuentes de fibra en el día a día: Los alimentos cargados de fibra ayudan a prolongar la sensación de saciedad después de comer, mejora el tránsito intestinal y ayudan a mantener una alimentación saludable.
Realizar las cuatro comidas del día: (desayuno, almuerzo, merienda y cena). Es importante incluir verduras, frutas, legumbres, cereales, leche, yogur o queso, huevos, carnes y aceites.
Evitar las dietas restrictivas ya que al existir alimentos prohibidos se puede producir un mayor deseo de comer ese alimento en concreto. Es importante no privarse de los alimentos que más nos gustan, pues su prohibición puede generar ansiedad y, en un momento de debilidad, acabar en atracón.