El drama del basural en El Mollar: "Mucha gente desconoce que esto está acá"
A escasos metros de viviendas y en pleno corazón del Valle, un basural a cielo abierto genera indignación y reclamos tanto de los vecinos permanentes como de los veraneantes que visitan la zona en busca de naturaleza y tranquilidad de El Mollar.
El sitio, descrito por los residentes como un "cráter gigante", recibe basura de distintas partes, como Tafí del Valle, La Angostura y El Mollar. Sebastián, vecino desde 2015, describió la situación a LA GACETA con frustración:
"Vivo a 60 metros de este basural. Elegí este lugar por su paisaje, pero convivir con esto es un problema constante. El olor es insoportable en días de calor, y las moscas se convierten en una invasión. A veces siento que tengo que elegir otro camino para no pasar por aquí. Esto afecta no solo nuestra calidad de vida, sino también la imagen que queremos mostrar de la zona", explica
El basural, que según los vecinos fue inicialmente proyectado como una planta recicladora, creció sin control, acumulando basura sin procesar. Andrea, veraneante y ambientalista, señaló: "Esto no es una planta recicladora; es un basural a cielo abierto. El impacto ambiental es evidente: gases tóxicos, enfermedades transmitidas por moscas, y un riesgo constante de explosiones debido a la acumulación de gases. Es increíble que en 2025 estemos lidiando con este nivel de abandono ambiental".
A pesar de las quejas, los vecinos aseguran que las respuestas de las autoridades han sido insuficientes. Una de las "soluciones" ofrecidas fue colocar una tela metálica alrededor del perímetro, algo que los residentes consideran simbólico:
"Poner esa tela es como barrer la basura bajo la alfombra. El problema sigue ahí, pero invisible para los turistas," expresó Sebastián.
En temporada alta, la situación empeora con el aumento de visitantes. Según los vecinos, los contenedores disponibles son insuficientes para manejar los residuos generados. Andrea dijo que, además de las acciones gubernamentales, es necesaria una mayor conciencia por parte de la comunidad.
"Hemos organizado campañas para llevar tu basura, pero la participación sigue siendo baja. Muchos disfrutan del paisaje, pero pocos se comprometen con el cuidado del medio ambiente".
El impacto del basural no solo se limita al medio ambiente. Los residentes permanentes, unas pocas familias en la zona cercana, también enfrentan problemas de salud, deterioro del paisaje y desvalorización de sus propiedades.
A pesar de los esfuerzos por visibilizar la problemática mediante petitorios, marchas y campañas de concientización, la falta de acción concreta sigue siendo el mayor reclamo.
Para Sebastián, la situación es clara: "Necesitamos inversión real en una planta recicladora. No basta con enterrar la basura o poner contenedores. Hace falta un sistema que transforme los residuos en recursos y que se implemente con seriedad. Hasta entonces, seguiremos viviendo con esta herida ambiental en pleno Valle".