03 Enero 2025
Con la llegada del calor intenso y la humedad característica del verano, el realizar actividad física al aire libre puede representar un desafío para el organismo. La combinación de altas temperaturas y humedad elevada puede generar un estrés adicional en el cuerpo, elevando la temperatura interna y aumentando el riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con el calor. Esto puede desencadenar desde golpes de calor hasta afecciones más graves como la insolación. Por ello, es crucial adoptar precauciones adecuadas para proteger la salud y disfrutar de la actividad física de forma segura.
Recomendaciones de expertos para evitar riesgos
Los médicos comparten una serie de recomendaciones en conjunto para quienes decidan ejercitarse durante las altas temperaturas del verano. Una de las primeras medidas es estar siempre atentos a las alertas meteorológicas, ya que es fundamental conocer las condiciones climáticas antes de salir a realizar ejercicio. Además, aclimatarse progresivamente al calor es clave, especialmente para quienes están acostumbrados a entrenar en ambientes más frescos. Esta adaptación puede llevar entre una y dos semanas, por lo que se aconseja iniciar con entrenamientos más suaves en los primeros días.
La hidratación como factor fundamental
La hidratación es uno de los pilares esenciales para prevenir afecciones graves relacionadas con el calor. Durante la actividad física, el cuerpo pierde agua y sales minerales esenciales, por lo que es necesario reponer esos líquidos de manera constante. No se debe esperar a tener sed para beber, ya que esto puede ser un signo de deshidratación. El consumo de agua fresca y bebidas isotónicas es una excelente opción para mantener el equilibrio de los líquidos y las sales en el cuerpo, y evitar que la temperatura corporal se eleve de manera peligrosa.
Indumentaria adecuada y protección solar
Para enfrentar el calor de manera eficiente, es fundamental elegir ropa ligera y holgada que permita la evaporación del sudor y mantenga el cuerpo fresco. También se debe evitar el uso de prendas oscuras, que tienden a absorber más calor. Usar un sombrero de ala ancha y de color claro puede proteger de la exposición directa al sol. Además, se recomienda evitar hacer ejercicio durante las horas más calurosas del día, como al mediodía, optando por las primeras horas de la mañana o la tarde, cuando la temperatura es más baja. En caso de exponerse al sol, es indispensable aplicar protector solar para prevenir quemaduras y reducir el riesgo de cáncer de piel.
Cuidados especiales para grupos vulnerables
Ciertas personas deben tomar precauciones adicionales cuando practican ejercicio en el calor, especialmente los niños, los adultos mayores y aquellas personas con afecciones preexistentes o que no suelen realizar actividad física frecuente. Estos grupos tienen una capacidad reducida para regular la temperatura corporal, lo que aumenta el riesgo de sufrir un golpe de calor. Para garantizar la seguridad de todos, es importante escuchar al cuerpo, descansar con frecuencia y buscar lugares frescos y ventilados durante el entrenamiento. Así, se podrá disfrutar de la actividad física sin poner en riesgo la salud.
Signos y síntomas asociados al golpe de calor
-Sed intensa y sequedad en la boca.
-Sudoración excesiva.
-Sensación de calor sofocante (Temperatura mayor a 39º C).
-Piel seca.
-Agotamiento, cansancio o debilidad.
-Mareos, sensación de desmayo o vértigo.
-Calambres musculares.
-Agitación.
-Dolor de estómago, falta de apetito, náuseas o vómitos.
-Dolores de cabeza o sensación de latido u opresión.
-Hipotensión (presión baja).
-Alteraciones visuales (visión borrosa).
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