“La nueva peatonal quedó linda, pero sin sombra”. Hace nueve años, este era el título de un artículo de LA GACETA sobre la inauguración de una de las etapas de la obra de remodelación de las peatonales céntricas. Este diario destacaba que se habían extraído 15 naranjos de la cuadra de Mendoza al 700 y que se habían reemplazado por sólo seis lapachos jóvenes y dos macetas con palmeras.
En estos años, la principal crítica a los últimos trabajos de revalorización por parte de urbanistas y de especialistas en arbolado fue la falta de sombra y de verde en el principal circuito comercial del centro de San Miguel de Tucumán.
Miles de vecinos de la provincia circulan a diario por esas calles y las quejas por la falta de sombra y del exceso de cemento se multiplicaban durante la primavera y el verano, las estaciones de mayor calor. Las pérgolas cubiertas con media sombra resultaban insuficientes y parte de las macetas que se habían colocado, ya no estaban.
El cambio climático agrava la situación gradualmente. De acuerdo con un informe de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), marzo del año pasado fue el más caliente en 114 años en la Capital provincial. La máxima media - de 32,7ºC - sobrepasó por dos décimas al mayor promedio de la serie, registrado en 1926.
A mediados de este mes, hubo una modificación que llamó la atención de los tucumanos. En la peatonal, entre las calles 25 de Mayo y Junín, el Municipio instaló 32 macetas por cuadra. En cada grupo, se plantaron arbustos (Buxus y Eleagnus) y árboles crespones. También se colocaron jazmines y enredaderas cera de los pilares de las pérgolas. Pronto, anunciaron las autoridades, se colgarán también plantas de las farolas.
Funcionarios municipales consignaron que están implementando un plan de revalorización integral en la zona y que esto incluye el sumar superficies verdes. La idea es reducir la “isla de calor” (la infraestructura absorbe el calor ambiental y lo libera lentamente) que genera tanto cemento. En la Municipalidad quieren seguir el ejemplo de grandes ciudades, como Berlín o Montreal, que añadieron verde y lograron reducir entre dos y tres grados la temperatura con esta estrategia.
En paralelo, la administración de Rossana Chahla cuenta con un plan de forestación para plantar 12.000 ejemplares hasta 2027. De acuerdo con los últimos datos publicados, habría alrededor de 300.000 árboles en toda la jurisdicción. Parte de ellos están viejos o enfermos.
La necesidad de revertir el avance de la urbanización, de contrarrestar los efectos de cambio de clima, de hacer más amigables las ciudades y de evitar la contaminación están al tope de la agenda de las urbanizaciones más avanzadas. La agencia Hábitat de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) apunta a la falta de planificación de las urbes y al peligro de que se prescinda de los árboles y plantas.
Según un artículo publicado por el organismo internacional, los árboles urbanos son desplazados por la infraestructura. Subrayan que, en promedio, la cobertura arbórea urbana global disminuye casi 40.000 hectáreas por año.
Entre los beneficios de recuperar la vegetación enumeran: el control natural del clima (son “enfriadores naturales” del entorno y disminuyen paulatinamente el consumo de energía); la generación de sombra y de frescura; la limpieza ambiental porque aspiran el dióxido de carbono y retienen el polvo; la mejora en la salud de la población (protegen de enfermedades relacionadas con la contaminación del aire y del agua); la mejora del ánimo y la motivación para la actividad física y la protección de la biodiversidad, entre otras.
“El futuro de las ciudades sostenibles e inclusivas seguramente dependerá de cómo cuidemos y protejamos nuestros árboles urbanos”, concluye la nota de Hábitat-ONU. Advierte, sin embargo, que es necesario no sólo plantar sino también generar las condiciones para que las especies prosperen y crezcan sin ser dañadas para que alcancen el máximo de su potencial. Políticas públicas como las que se implementan en la Ciudad son auspiciosas, siempre y cuando se mantengan en el tiempo y se garantice la extensión hacia otros puntos de San Miguel de Tucumán. El rol de los vecinos es clave, tanto para cuidar los ejemplares y reportar inconvenientes como para tener más vegetación en sus propias casas. El compromiso debe ser de todos.