En 2019 a Carlos Pérez López le tocaron la puerta y recibió una solicitud tan especial que cambió su vida. Una amiga le pedía que, un par de días a la semana, acompañara a pasear en bicicleta a tres mujeres mayores que necesitaban una guía para hacer deporte. “Empezamos con tres ciclistas, la semana siguiente fueron tres más y poco tiempo después eran 20”, contó el hasta ese entonces carpintero. Entonces Carlos decidió dejar guardados en un cajón el martillo y los clavos para iniciar su escuela biker.
“En esa época los bikers brindaban entrenamientos con planillas y a los seguimientos lo hacían on line. Yo apunté a algo distinto. A acompañarlos en los senderos, a guiarlos, a enseñarles en forma presencial cómo pasar un tronco o una piedra. Los entrenamientos se realizan de lunes a viernes y hacemos tres salidas. En todas estoy yo. La primera es a las 14.30, la segunda a las 16.30 y la última a las 18”, relató.
Y hay más. Esta historia fue una de las que resonó con más fuerza en 2024, porque encontró en el deporte la excusa para que se encendiera una chispa más grande: la de la solidaridad. Detrás de “Carlitos Bike” no hay solamente anécdotas de Trasmontañas y caminos explorados, sino también el regalo de sonrisas y de empatía para quienes menos tienen.
Tras la pandemia, Pérez López ya contaba con 200 alumnos y con 60 de ellos empezó a hacer travesías a lugares más alejados, como Tapia o Ticucho. “Quise invitarlos a que conozcan Tucumán por medio de la bici porque hay lugares que son increíbles, con paisajes impresionantes, pero que poco se conocen porque no hay acceso en grandes vehículos”, comentó. No obstante, en medio de tantas soñadas vistas también hay mucha necesidad.
“En esas zonas conocimos a varias familias que viven de forma precaria y que de todas maneras se acercaban a ayudarnos. Nos ofrecían agua o un lugar para descansar antes de seguir nuestros recorridos. Vimos niños con carencias y decidimos ayudarlos”, recordó. Lo que había empezado como una aventura o un paseo, cobró otro significado que hoy continúa vigente.
Las campañas solidarias que organiza el grupo recogen de todo un poco para quienes habitan los parajes más lejanos del territorio tucumano. Desde útiles para no descuidar la educación hasta ropa y abrigo para cobijar el cuerpo, o juguetes que mantienen viva la ilusión de los más pequeños en el Día del Niño o la Navidad.
“Nuestras donaciones tiene como objetivo que ellos alcancen una mejor calidad de vida”, remarcó Pérez López, y luego se refirió a otro donativo que sólo hacen una vez cada 12 meses.
“Cuando vamos a Anfama, además de los insumos que ya mencionamos, cambiamos la bandera del mástil. El viento es tan fuerte en la altura que rasga la tela, por lo que se vuelve necesario reemplazarla al menos una vez al año”, explicó.
Otro grato recuerdo fue el que compartió durante su visita a “Panorama Tucumano” en agosto pasado. “Una vez fuimos a Aguas Calientes, en Catamarca. Allí nos enteramos de que hay chicos que caminan entre dos y tres horas para llegar a la escuela. Conseguimos 20 bicicletas y las donamos para que los chicos se trasladen en bici”, rememoró.
Durante este 2024 que se despide, la solidaridad por medio de “Carlitos Bike” alcanzó a personas de Nueva Esperanza, una localidad cercana a El Viaducto, y también a gente con carencias que residen en fincas más allá de Los Nogales. “Tenemos un amigo que se disfraza de Papá Noel en esta época, así que con nuestras últimas entregas también hubo niños contentos”, sentenció.
En el mountain bike Pérez López encontró un camino de ida, que inspiró las acciones que hoy lleva adelante junto a sus alumnos. “Es un deporte hermoso, familiar, que pueden practicar juntos abuelos, hijos y nietos”, destacó. De hecho, él mismo corre con su hija el Rally Trasmontaña, la prueba en duplas más prestigiosa de todo el país que se disputa en suelo tucumano.
“En esta competencia se ve cómo muchos bikers se detienen y ayudan a quienes son sus ocasionales rivales. Es algo hermoso, porque comprobás la camaradería que existe antes, durante y después de la competencia”, mencionó.
Este año, 60 de sus alumnos participaron de la edición número 30 del Trasmontaña y su deseo no es sólo que el número siga multiplicándose en las próximas ediciones, sino tener la fortaleza de mantener unida a su gente y contagiar solidaridad a otros, no importa el deporte que amen.
“Deseo que se mantenga la calidad humana del grupo porque todo lo que hacemos se logra a través de la buena gente que lo integra -reflexionó Pérez López-. Estoy rodeado de personas que siempre están dispuestas a colaborar, a donar, a ayudar, siempre manteniendo la buena calidad de vida del que elige andar en bicicleta”.