La tajante respuesta de Carlos Roldán sobre la posibilidad de dirigir a San Martín de Tucumán

La tajante respuesta de Carlos Roldán sobre la posibilidad de dirigir a San Martín de Tucumán

Carlos Roldán, Coordinador de Inferiores y ex DT del “Santo”, opinó sobre por qué el equipo de Flores no pudo concretar el ascenso a la Liga Profesional y recordó los motivos por los que él logró el hito de llevar a San Martín de la Liga a Primera.

Carlos Roldán dejó una huella imborrable en San Martín. Llevó al “Santo” desde la Liga Tucumana hasta la Primera división en un período de cuatro años (de 2004 a 2008) e hizo que el club se recuperase de aquella crisis que lo había condenado a bajar al último escalón del fútbol argentino. Esos hitos lo convirtieron en uno de los grandes referentes de Bolívar y Pellegrini.

Hoy está alejado de la profesión de entrenador, aunque no del fútbol. “Negro” se desempeña como Coordinador de Inferiores de San Martín y busca potenciar a los jóvenes del club. El ex DT, sin embargo, reconoce que sufrió demasiado las caídas frente a Aldosivi en la final de la Primera Nacional y la eliminación del Reducido contra Gimnasia de Mendoza. Fueron dos golpes que no sólo frustraron su ilusión de ver al equipo en la máxima categoría del fútbol argentino, sino que también afectaron a las divisiones inferiores que se quedaron a las puertas de disputar los torneos de AFA.

Roldán contó cuáles son los desafíos que tiene por delante y qué debería hacer el “Santo” para reponerse de cara a la siguiente temporada.

- ¿Cómo se vivió el clima en el complejo después de la eliminación del Reducido?

- Nos golpeó el perder un ascenso, aunque ya tenemos la mente en seguir hacia adelante y dejar de lado lo que pasó. No hay que olvidarse porque son experiencias que deben servir de aprendizaje para que no vuelvan a ocurrir.

- Además del ascenso del equipo de Primera, ¿qué más se perdió?

- La ilusión de los chicos de jugar en AFA estaba latente. Nosotros lo veníamos planificando, ordenando y organizándonos en caso de que hubiésemos ascendido. El fútbol no tiene verdades absolutas, y esta vez no nos tocó. Hay que seguir trabajando.

- ¿Qué le faltó a San Martín para ascender?

- ¡Qué tema! Desde afuera, nosotros podemos hacer observaciones que son totalmente diferentes a lo que pasa dentro. Desde mi lugar, vi que faltaron esos 90 minutos en los que se vean esos aspectos emocionales que están por arriba del juego. Más allá de que después no tuviste ni juego ni ese fuego sagrado.

- ¿Es normal la reacción de los hinchas después de la eliminación?

- El enojo es entendible, sin dudas. A ellos siempre hay que respetarlos y, sobre todo, saber que ellos van a ver ganar a su equipo. Repito: no van a verlo jugar, sino ganar. Si tiene un buen fútbol, mucho mejor. El problema de eso es que la victoria tapa otras cosas que después terminan explotando y no permiten que veas que falta algo. La historia de San Martín no te permite caer y los duelos tienen que ser muy rápidos. Es por eso que hay que reponerse lo antes posible y estar listos para el nuevo desafío.

- ¿Qué opinas del rol de la dirigencia en el último torneo?

- Desde mi lugar, vi que la dirigencia hizo todo lo que tenía que hacer para ascender. Son válidos los reclamos porque ellos son una pata más de esta mesa, pero creo que en este caso apoyaron a pleno al equipo. Le dio todo al entrenador y no se guardó nada. Seguro que ellos sienten bronca y angustia por lo que pasó, pero la realidad es que ellos no pueden influir en el resultado de este juego.

 

- A mitad de año se hablaba de una posible salida de Diego Flores y muchos te postulaban: ¿hubieses agarrado?

- No. Siempre que pasaba algo en el club, me postulaban para el cargo, pero creo que en esta etapa ya no estoy para ser técnico de San Martín. Hoy estoy más para la labor de asistente técnico o de manager. A veces nos confundimos porque pensamos que el manager es el que maneja las contrataciones, pero para mí todo tiene que darse por medio del consenso entre las partes que conformamos el club. Ni el entrenador ni los dirigentes son los que imponen qué jugadores tienen que llegar en el mercado de pases. Todo es por medio del consenso.

- ¿Cómo fue asumir en el peor momento de San Martín?

- En aquel año había dejado de trabajar en Huracán, en donde no había tenido una buena etapa. Pero estaba catalogado como un buen técnico porque venía de hacer buenas campañas en el ascenso, con otros clubes como San Martín de Mendoza. Primero me llamó Atlético y no asumí porque estaba esperando recibir un ofrecimiento del exterior que nunca llegó. Además se trataba de un interés inmediato por lo que era complicado asumir de golpe. Al mes me llamó San Martín. Vine, vi cómo estaba la situación y tenía un lazo afectivo con el club porque ya había estado con Nelson Pedro Chabay en 1988. El club estaba pasando un muy mal momento. No había luz, ni agua, ni lugar para entrenar. Recién había asumido la Gerenciadora y ellos tenían el compromiso de dar vuelta la situación. Mis amigos me decían que era una locura porque era bajar a un club que estaba jugando una liga local. Con el tiempo, se comprobó que fue una muy buena decisión porque llegamos desde la Liga Tucumana a Primera con una historia increíble.

- ¿Cuál fue el ascenso que más disfrutaste?

- El mejor de todos fue el ascenso del Argentino A al Nacional B. Veníamos de perder la final contra Villa Mitre por penales frente a nuestra gente. Era un golpe durísimo y casi no teníamos tiempo para recuperarnos de cara a la reválida contra San Martín de Mendoza porque eran tres días de diferencia. Encima esa serie tenía la dificultad de que empezábamos en Tucumán y definíamos en Mendoza. Entonces, lo que más valoro de ese ascenso es que en menos de 48 horas nos recuperamos para jugar otra final. Me acuerdo que, antes de la vuelta, los hinchas hicieron un banderazo en el estadio. No me acuerdo la cantidad, pero ese respaldo nos hizo fuertísimos. También mis hijos fueron fundamentales porque ellos me dieron el valor necesario para superar esa frustración.

- Después de una caída complicada como la Villa Mitre, ¿el técnico debe ser más táctico o más motivador?

- La motivación siempre es propia, pero uno tiene que encontrar los incentivos para que aparezca ese sentimiento. A mí me pasó de que la motivación apareció gracias a mis hijos. Ellos fueron los que encendieron la llama que se me había apagado por unas horas. También hay que considerar que, si uno como líder no tiene ese fuego no se puede lograr nada. Si no hubiese tenido ese don para sobreponerme, creo que no hubiésemos ascendido. Esa motivación me permitió levantar a los jugadores.

- En el Nacional B de 2008 hubo un momentos de dudas sobre el final. ¿Cómo se vivió esa seguidilla de resultados negativos?

- Es cierto. Hubo varios partidos que empatamos... Si continuamos arriba fue por el colchón de puntos que habíamos acumulado en la primera mitad. Incluso esa diferencia es la que nos permitió ascender con un empate contra Chacarita en la cancha de Argentinos Juniors; y por ese mismo motivo nos consagramos campeones contra Rafaela.

- ¿Qué fue lo que se vivió en ese vestuario en la previa al partido contra Chacarita?

- Estábamos muy tranquilos. Teníamos un grupo bárbaro que sabía lo que quería. Creo que cualquier entrenador, si no tiene un plantel que lo haga fuerte y que le crea todo lo que dice, es muy difícil. Lo que recuerdo de ese día es que le pedí que mantengan la serenidad de hacer lo que ellos habían demostrado. Teníamos que seguir apostando a lo mismo y después se dio ese empate increíble que nos depositó en Primera.

 

- ¿Por qué usaba un sistema con línea de tres?

- Me gustaba mucho cómo jugaban los equipos de Marcelo Bielsa; también porque siempre fui menottista. A mí siempre me gustaron los equipos que jugaban bien al fútbol. Entonces, cuando llegué a San Martín pensé que era más provechoso jugar con tres defensas y los carrileros. También teníamos un volante central que se tenía que encargar de distribuir y ser una rueda de auxilio en defensa. Nuestro sistema era 3-2-2-3. También era fundamental tener dos enganches como (Pablo) Cantero y (Diego) Romano porque eso le daba más libertadores a los puntas. La idea era tener un “9” definido como (Mariano) Campodónico, y un jugador que flote por todo el frente de ataque como el “Ratón” Ibáñez. Eso lo copié de la época de Chabay porque él usaba a Troitiño como ese delantero suelto. Yo quería que el “Ratón” hiciera eso.

- ¿Cuál fue el jugador que más te sorprendió en todo el proceso?

- José María Bernal fue muy criticado, pero era muy bueno. Muchos se quejaban de que perdía muchas pelotas, pero por él pasaban 30 acciones de juego; mientras que otros sólo intervenían 10 veces en todo el partido. También tengo que nombrar a Cantero y a ‘Romanito’.

- ¿Cómo era convivir con la gerenciadora?

- Nunca tuve una discusión. Siempre sentí el apoyo de parte de ellos. En ese momento, a nadie se le dejó de pagar; nos dieron todas las comodidades posibles, viajamos a Puerto Madryn y a Mendoza en chárter... Nos daban todo. El cumplimiento fue total. Además siempre nos apoyaban cuando perdíamos. Me acuerdo que Rubén (Ale) me pedía permiso para entrar al vestuario y ese era el respeto que tenía conmigo. Después pasaron un montón de cosas, que a mí no me interesan porque sólo me importaba que el fútbol de San Martín estuviera bien. Una vez tuvimos inconvenientes con un grupo de hinchas que pedían que me vaya, y Rubén salió a respaldarme. Fue en un partido contra Platense en el ascenso del Nacional B a Primera. Me acuerdo que lo primero que hizo es decirme: ‘Acá no se va nadie, no te preocupes. Ganamos o morimos juntos’. Después de ese momento, el equipo levantó y logramos ese ascenso.

- ¿Cuáles son los nuevos desafíos de las inferiores de San Martín?

- Nuestro objetivo es tratar de darle las mejores herramientas para que los chicos puedan crecer y aprender jugando. También tenemos que capacitar a los entrenadores para que estén actualizados a los entrenamientos actuales. Tenemos una Reserva compuesta por jugadores de las categorías 2006, 2007, 2008 y 2009; es decir, de 15 a 18 años. También hicimos una Primera local con muchos jugadores jóvenes y metimos cuatro categorías a jugar las semifinales de la Liga. Me parece que el club tiene mucho futuro. Lo que sí tenemos que hacer que los jugadores aparezcan antes de los 20 años; ese es el desafío que tenemos por delante.

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