Las decisiones arbitrales de Eloy Guzmán desataron el enojo de los jugadores y del cuerpo técnico de Sportivo Guzmán. La expulsión de Iván Varela y el penal que derivó en el 1-1 (gol de Eduardo Acosta) del tiempo reglamentario de la final de la Liga Tucumana fueron los dos focos de conflicto que enfurecieron a los fanáticos del “Juliano”.
La tensión fue tal que Leandro Fligman, DT del equipo de Villa 9 de Julio, ingresó al campo de juego luego de la roja, se peleó con el juez, se puso cabeza a cabeza con Acosta y se mostró enfurecido en el túnel rumbo al vestuario. Incluso, en medio del partido, salió en búsqueda de Eduardo Monteros, presidente de la Liga Tucumana y ex titular del “Aviador”, para pedirle explicaciones por las decisiones del árbitro.
En la previa a la final ya existían ciertas suspicacias alrededor del arbitraje. Las palabras de Ricardo Caruso Lombardi habían calentando la antesala del partido. “Todos están laburando para Monteros”, había dicho el ex entrenador. A esto se sumaba que la terna arbitral no se conoció hasta dos horas antes del partido. Es decir, que la incertidumbre reinó hasta último momento.
El partido comenzó sin demasiadas polémicas. Guzmán casi no tuvo intervenciones cuestionables durante la primera mitad. La única situación llamativa se dio al final del primer tiempo, cuando el DT de Sportivo discutió con Rubén Argañaraz, arquero de Jorge Newbery. La situación quedó sólo en un intercambio de palabras y no pasó a mayores.
Todo cambió en el segundo tiempo. La expulsión de Varela desató el enojo del entrenador del “Juliano” que fue directo a encarar a Guzmán (acción que hizo que los policías ingresaran para proteger al árbitro), después se trenzó con Acosta y finalmente ingresó al vestuario.
Después de algunos minutos, el entrenador empezó a recorrer los pasillos de La Ciudadela en búsqueda de Monteros. Con claros gestos de bronca, fue frenado por un hincha que intentó hacerlo entrar en razón, pero sin éxito.
“¿Dónde está Monteros? ¿Dónde está el hijo de pu... ese?”, gritaba de manera desaforada.
Fligman encontró al titular de la Liga en uno de los palcos de La Ciudadela, aunque no pudo exponerle los argumentos debido a que un grupo de hinchas de Newbery, que estaban junto a Monteros, lo amedrentó. Por eso la situación no escaló a mayores.
Con la derrota consumada, los jugadores de Sportivo se acercaron a Guzmán para pedirle explicaciones por el penal y la expulsión.
El enojo del plantel de Sportivo Guzmán con el árbitro
Santiago Yuretic fue uno de los más afectados por la situación. Corrió hacia el túnel del vestuario visitante y, a los gritos, le cuestionó las decisiones al juez. Minutos más tarde, Fligman ingresó al vestuario de los árbitros y continúo con la discusión.
Los hinchas, en tanto, miraban hacia la zona de palcos haciendo gestos y lanzando insultos en contra del mandamás de la casa madre del fútbol tucumano.
La situación escaló de tal manera que Monteros no bajó al campo de juego para entregar el trofeo a Newbery.
Fabián Fernández, prosecretario de la Liga Tucumana y presidente de Eudoro Avellaneda, fue el encargado de darle el trofeo al nuevo campeón. Después de ello, los jugadores de Sportivo decidieron meterse al vestuario y la situación se calmó.
Gustavo Loreto, el presidente “juliano”, opinó sobre las decisiones arbitrales y todas las conjeturas que hubo a lo largo de la semana. “Todo lo que se habló se cumplió. Hoy vi una cancha inclinada hacia un solo lado. Nos vamos con la conciencia tranquila, pero lo del arbitraje fue tremendo. Estamos más fuertes que nunca. Nos querían voltear de alguna manera, pero no lo lograron ni lo lograrán”, aseguró el presidente.