Cartas de lectores: la ciudad fantasma

Cartas de lectores: la ciudad fantasma

30 Diciembre 2024

En el año 1958 se fundó YMAD (Yacimientos Mineros Aguas de Dioniso), lo constituían la UNT, La Provincia de Catamarca y La Nación. El convenio original, determinó que las utilidades o ganancias de la explotación minera, el 60% percibía Catamarca y 40% la UNT y que la mitad de ese porcentaje, se destinaría para terminar la Ciudad Universitaria, concebida por el Rector Descole (1948) encima de la sierra de San Javier, si esta se terminara, ese porcentaje, pasaría al resto de las universidades que en esos años eran muy pocas. La construcción de la ciudad ejecutada en un 15% hasta el año 1956, siguió durante décadas paralizada porque la Nación nunca más envió fondos y la única mina en actividad de YMAD era Farallón Negro, un yacimiento pequeño, de explotación complicada, que tenía nula a baja rentabilidad, que apenas alcanzaba para sostener su actividad. El proyecto de la Ciudad Universitaria de Descole estaba en gran porcentaje ubicado en la parte Central de la Sierra de San Javier, al igual que la ruta provincial N°338, que comunica Yerba Buena con Anta Muerta, construido en año 1938 - 1940, por la DPV. Este bloque central es el más bajo de la Sierra porque está descendido, producto de grandes fallas de tracción, aquí las condiciones Geológicas son muy desfavorables para la construcción de cualquier infraestructura; el macizo está muy fracturado, se inclina en forma desfavorable, los suelos y las rocas trituradas tienen alta humedad en el verano. Estas condiciones provocan deslizamientos lentos que producen deformaciones severas en la calzada y ruptura de muros y obras de Arte, al punto que el rulo ya se lo reconstruyó dos veces. Las torres de energía que suben a San Javier, también colapsaron en varias oportunidades, también las vías del funicular, principal obra de la futura Ciudad Universitaria, también fue afectada, desviando las trazas de las vías y doblando los rieles por tracción y ruptura. También el esqueleto del único edificio que se llegó a construir sufrió asentamientos diferenciales por las malas condiciones geológicas ya consignadas. La Dirección Provincial de Vialidad, buscando una alternativa para la ruta N°338, ejecutó un anteproyecto digital de un camino al Norte de la falla del Funicular y solicitó en una entrevista, permiso formal a la UNT para replantear en el terreno una “Línea de bandera” para estudiar la factibilidad topográfica y geotécnica del camino. La respuesta del rector Virla (año 1987) fue tajante: no autorizarían ni siquiera una simple picada de estudios, porque la Sierra de San Javier ya había sido declarada reserva biológica y no se aprobaría ninguna obra, incluyendo las de la propia Universidad, para conservar el ecosistema de la Sierra y proteger la zona donde se originan numerosos acuíferos, superficiales y subterráneos. Esta decisión a todas luces positiva, sigue vigente hasta nuestros días. Esta resolución ponía punto final a la existencia de la ciudad universitaria soñada por Descole. En el año 2005 empezaron a llegar los primeros fondos importantes de la Minera Alumbrera, donde YMAD es socia minoritaria y aquí aparece la cuestión central, en cuál de las ciudades universitarias se invertirían esos fondos. La antigua, pergeñada por Descole, 50 años después es técnicamente inviable, ambientalmente inviable, legalmente inviable por las normas de la propia Universidad y finalmente innecesaria porque la Ciudad Universitaria Real estaba desarrollada en la ciudad de Tucumán y sus alrededores, por lo tanto la decisión de dirigir esos fondos para la ampliación y mejoras funcionales de la Universidad actual no puede ser cuestionable; lo que está cuestionado es el manejo administrativo y económico de esos fondos y esa cuestión está en manos de la justicia y hasta aquí no existe resolución o sentencia al respecto. Los hechos descriptos me llevan a una pregunta obligada, porque sectores de la opinión pública y de la propia Universidad, salieron a decir que había que terminar la ciudad universitaria de San Javier y que había un gran ilícito con los fondos de La Alumbrera, arrogándose la condición de jueces; al punto es que esta deformación de la verdad llevó a que la ministra Patricia Bulrich salió a decir públicamente que en Tucumán se habría robado una ciudad entera y nadie de la propia Universidad, ni de los medios de comunicación, ni del Gobierno salieron a desmentir a la ministra, o al menos a explicitar la naturaleza real del problema. Lo concreto es que la funcionaria nacional usó políticamente esta verdad deformada y ahora quién le saca de la cabeza a la opinión pública de la Nación de que se hizo un gigantesco robo. Es mi opinión que se deformó la verdad por ignorancia o con fines políticos, que siempre son espurios, provocando un gran daño a la Iinstitución Universidad y al ya menguado prestigio de la Provincia de Tucumán.

Juan Carlos Valoy
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