Si se considera que un accidente es un acontecimiento fortuito e imprevisto, no es eso lo que ocurrió en el club de Omar Chabán, en el barrio de Once, hace 20 años. ¿Una tragedia? Tampoco, porque esa noche estaban en funcionamiento el conjunto de dispositivos para que exista un resultado. Ni accidente ni tragedia; una masacre en Cromañón.
En otras palabras, el Estado es responsable, un Estado que aún parece ausente, porque el gran reclamo de crear un espacio de memoria (la expropiación de inmuebles, dispuesta en 2022) no avanza, sea por inacción o desidia estatal.
Esa noche quedó en evidenciaba todo un sistema social al desnudo; en primer lugar la complicidad estatal a la hora de los controles de seguridad con los “capitalistas amigos”, además de la admisión de 4.000 personas en un local que permitía un poco más de 1.000.
“De acuerdo a un informe citado en el fallo condenatorio, para junio de 2003 alrededor del 70% de los locales de baile de la Ciudad no poseía instalaciones contra incendios y un 20% nunca había actualizado el certificado que otorgaba la Superintendencia de Bomberos. En la condena se indicó que los empresarios Rubén Fuertes y Luis Alberto Perucca le otorgaban ciertas sumas de dinero a Alberto Corbellini (jefe de la división de Prevención de Incendios de Bomberos de la Policía Federal), a Marcelo Nodar y a Marcelo Fabián Esmok. A cambio se aseguraban la obtención del certificado de la Superintendencia Federal de Bomberos, además de la tramitación “más ágil y cómoda para sus intereses, evitando el cumplimiento de las formalidades que eran regla de acuerdo al instructivo de la División Prevención”, se puede leer en el informe oficial (https://www.fiscales.gob.ar/fiscalias/a-15-anos-de-cromanon-un-repaso-de-los-juicios-que-analizaron-la-responsabilidad-estatal-en-la-tragedia/).
Allí también se encuentran las idas y vueltas en el proceso judicial.
La fotografía
El fotógrafo Gustavo Castling (Clarín) fue uno de los primeros en llegar, pero aclara que hizo su trabajo esa noche y luego se desligó; “bueno, entre comillas, porque tuve que atestiguar en el juicio dos veces, y más todas las entrevistas de la parte acusadora del Estado. “No me desligué, pero solamente siempre desde el punto de vista de mi trabajo y de dar fe de que esas imágenes eran así, o así. Que las cuestiones, si hay deuda o no se llevó puesto a todo el mundo que tenía que llevarse puesto, no sabría decirte, desde mi punto de vista no, creo que se llevó puesto a todos. Creo que todas las partes hacen a la desgracia, no solamente los organizadores. Creo que como sociedad estamos complicados y no nos hacemos cargo de nuestros propios actos al fin del día. Así que creo que fue una desgracia que se llevó puesto, me parece, lo veo viéndolo desde acá y me parece que no es una opinión muy trascendente la mía, porque nuevamente te digo, solamente puedo atestiguar por lo que yo vi en ese momento. Muy relevante no es, así que... Pero si me tengo que opinar sobre ese punto, creo que se llevó puesto a todo el mundo. Incluido al jefe de Gobierno porteño, así que mucho más por decir no me queda” responde el fotógrafo ante una consulta de este diario.
En otro testimonio, Castaing contó con más detalles su trabajo de esa noche, que la primera foto que realizó fue de unos chicos que llevaban a otro hacia las ambulancias, lo que generó que los jóvenes lo increparan. “En ese momento decidí que no era buena idea hacer mi trabajo como cualquier otro día, era más importante no llamar la atención. Ya que no iba a colaborar, tampoco iba ser un estorbo”.
La imagen, que fue tapa del diario Clarín, fue tomada en una de las entradas por donde los jóvenes y rescatistas sacaban a las víctimas. Parado contra la pared y con su cámara apoyada sobre su bolso, Castaing disparaba tratando ser lo más discreto posible.
El intendente Aníbal Ibarra fue destituido por un juicio político, pero a la cárcel no fue. Incluso en 2007 se pudo postular como legislador.
“Ni la bengala ni el rock and roll, a los pibes los mató la corrupción”, parece ser el cántico que más unifica a las protestas, que nuevamente hoy se expresarán en el Santuario Cromañon y luego en Plaza de Mayo.
En los murales de numerosas ciudades se puede leer aún “la música no mata”.
Fontanet fue condenado a cinco años de prisión y también pasó un tiempo en una clínica psiquiátrica, en un intento por tratar el impacto emocional que la tragedia y las secuelas legales generaron en su vida. Posteriormente formó otra banda, Don Osvaldo, que en una gira por Europa, hace unos días, fue recibida por el Papa Francisco a quienes entregaron un ejemplar del libro “Voces Tiempo Verdad”.
Pocos días antes la Legislatura porteña aprobó por amplia mayoría el proyecto para transformar en vitalicia la asistencia económica a los sobrevivientes y familiares de víctimas de Cromañón. Antes de esta decisión, la reparación era provisoria, por lo que las organizaciones tenían que luchar cada tres años para aprobar sucesivas prórrogas.
Datos
Murieron 194 personas, y hubo alrededor de 1.400 heridos; con el tiempo, 17 sobrevivientes se suicidaron. “Lo que pasó esa noche es parte de mi vida y va a seguir siéndolo”, dice Diego Cocuzza, sobreviviente y presidente de la ONG No Nos Cuenten Cromañón, organización que, convoca a las conmemoraciones desde 2007 en homenaje a las víctimas, los sobrevivientes y los familiares de Cromañón. ¿Cuál creés que fue la mentira más grande que se dijo sobre Cromañón en estos años”, le preguntó la revista Rolling Stone. “Hubo bastantes cosas. La principal fue apuntar las causas de lo que ocurrió a unos pibes que estaban tocando arriba del escenario. Y eso fue intencional también, porque hubo gente a la que le pagaron para opinar de esa manera. Al poder político de ese momento le servía que se hablara de Callejeros, de las víctimas…Al Gobierno de la Ciudad le servía que se hablara de la criminalización de las propias víctimas”, dice.
Serie y documental
El aniversario comenzó con el estreno de la serie “Cromañon”, con ocho capítulos, producida por Prime Video, y protagonizada por Olivia Nuss, Soledad Villamil y Luis Machín.
La serie sigue la historia de Malena, una de las sobrevivientes. Llamativamente las composiciones de la banda de Pato Fontanet, Callejeros, no se escuchan, sí los temas de La Renga, Viejas Locas, El mató a un policía motorizado y Los Pérez García, entre otros.
Callejeros no autorizó el uso de su música, un hecho que provocó reacciones encontradas. Para algunos sobrevivientes, la serie representa una oportunidad, aunque no está exenta de críticas, como la estigmatización de los chicos que iban a ver recitales de rock. En la serie se los muestra mientras se drogan o toman alcohol.
“Cromañón, el documental”, de Natalia Labaké, se estrenó el 28 de noviembre, y comienza así: “¿Te acordás de lo que pasó el 30 de diciembre del 2004 en Buenos Aires?” Es la frase de Migue Granados con la cual se inicia el relato.
Cenizas que arden
También a 20 años se publicó “Cromañón: Las cenizas siguen ardiendo”, una obra literaria que comenzó a producir y redactar hace 10 años el periodista Luciano Frangi quien es sobreviviente del incendio ocurrido en el barrio de Balvanera. “Tenemos las heridas de Cromañón en carne viva. Y lo digo sin haber participado esa noche del recital. Porque tenemos la desdicha de ver, ante los ojos atentos de sobrevivientes y familiares de víctimas, que nada cambió y que faltó justicia”, expresó el periodista Facundo Martínez Reyes, coautor del libro que reconstruye este capítulo imborrable de la historia reciente. En noviembre se publicó 'Voces, Tiempo y Verdad. No nos cuenten', el ejemplar de Bruno Larroca y Diego Cocuzza.