¿Por qué Eva Perón fue excepcional?*
Nadie discute su excepcionalidad, la dureza de su temperamento, la fortuna que la hizo caer en el centro de los acontecimientos, el final trágico y las revanchas innobles de sus enemigos. ¿Por qué Eva Perón fue excepcional? O, más bien, ¿su excepcionalidad fue una emanación de cualidades que ella ya tenía o una producción en la que las circunstancias privadas, la vida de artista, su marido y la coyuntura también excepcional de la Argentina se combinaron de un modo sorprendente? Eva es única. Esto explica la fascinación, el odio, la devoción que la rodearon (todavía hoy su retrato decora las paredes de muchos despachos políticos, en algunos casos insospechados de peronismo). Eva es única. Se puede repetir esto; de hecho se lo ha repetido durante décadas: las celebraciones editoriales y de la cultura pop, en los últimos años, dieron vueltas y vueltas a esa afirmación sencilla, como si fuera una novedad sorprendente.
Por supuesto, en estas celebraciones, la belleza de Eva fue una especie de tema, que tejía sus notas con el tema político y con la prehistoria de muchacha provinciana a la caza de Buenos Aires. Tanto como los llamados gorilas vivieron afiebrados por los lujos de la vestimenta oficial y expusieron, después de 1955, sus joyas, sus zapatos, sus pieles en un bazar chabacano que debía aleccionar sobre los excesos de todo género de la tiranía depuesta, las celebraciones iconográficas francamente evitistas de los últimos aniversarios aplicaron a Eva instrumentos variados para decir, una vez más, que ella era única y excepcional.
*2003.
La perspectiva americana en los primeros años de Sur *
Existe cierto estereotipo acerca de la revista Sur que, al repetirse sin mayores variantes, dice, como todo estereotipo, una verdad parcial e insuficiente. ¿Cómo separar a Victoria Ocampo de la oligarquía argentina? ¿Cómo pasar por alto que los medios materiales que hacen posible la revista provienen de ese casi infinito fondo de herencias, propiedades recibidas que se van vendiendo como aporte que la riqueza terrateniente le permite a una de sus hijas? Fracción de la alta burguesía en el campo intelectual, sin duda. Pero después de esta comprobación, habría que preguntarse si la cultura de Sur puede asimilarse, sin más, a la cultura de la oligarquía. Se puede decir que Sur introduce una flexión elitista en una zona de problemas que preocupan también a otros sectores del campo intelectual, y que en Sur se cruzan discursos de marca ideológica diferente. Este es el caso, entre otros, de la “preocupación americana” que da tema a estas notas.
No es necesario insistir, o más bien habría que hacerlo de manera menos unilateral, sobre la actividad de Sur como factor de europeización de la cultura argentina de élite. Revista cosmopolita, donde el lugar del traductor y del introductor era, sin exageraciones, central, Sur se movía con la convicción de que la literatura argentina precisaba de este vínculo con la europea y la norteamericana; agitó la idea (a veces omnipotente, en ocasiones ridícula por su estilo) de que la actividad de importación, que incluía a libros y personas, cerraba los huecos de la cultura argentina, producidos por la distancia, por la juventud sin tradiciones del país, por la ausencia de linajes y maestros. Esto fue Sur, pero no sólo esto.
*2016.
“Conmigo no, Barone”*
“678 no es un buen programa. Y ese en el que estuve fue singularmente malo porque todo el mundo me quería ‘acuchillar’. Y si todo el mundo lo único que quiere es ‘acuchillarte’, no puede salir nada bueno. Pepe Eliaschev me había recordado antes de ir que (Orlando) Barone había trabajado en medios de la dictadura. Y eso me sirvió y entonces salió aquello. Ellos tenían de mí una imagen equivocada, de intelectual demasiado académica. No (Ricardo) Forster, que me conoce. Los demás creían que soy una intelectual incapaz de decir ‘conmigo no, Barone’. Entonces creo que eso sucedió porque tenían una imagen equivocada de mí. Hay que saber con quién habla uno”.
*2015.
Vistas de pasado*
Las “vistas de pasado” (según la fórmula de Benveniste) son construcciones.
Precisamente porque el tiempo del pasado es ineliminable, un perseguidor que esclaviza o libera, su irrupción en el presente es comprensible en la medida en que se lo organice mediante los procedimientos de la narración y, por ellos, de una ideología que ponga de manifiesto un continuum significativo e interpretable de tiempo. Del pasado se habla sin suspender el presente y, muchas veces, implicando también el futuro. Se recuerda, se narra o se remite al pasado a través de un tipo de relato, de personajes, de relación entre sus acciones voluntarias e involuntarias, abiertas y secretas, definidas por objetivos o inconscientes; los personajes articulan grupos que pueden presentarse como más o menos favorables a la independencia respecto de factores externos a su dominio. Estas modalidades del discurso implican una concepción de lo social, y eventualmente también de la naturaleza. Introducen una tonalidad dominante en las “vistas de pasado”.
En las narraciones históricas de circulación masiva, un cerrado círculo hermenéutico une la reconstrucción de los hechos con la interpretación de sus sentidos y garantiza visiones globales, aquellas que, en la ambición de los grandes historiadores del siglo XIX, fueron las síntesis que hoy se consideran a veces imposibles, a veces indeseables y, por lo general, conceptualmente erróneas.
*2005
Twitter*
“Es un lugar muy activo políticamente, en el sentido de que allí se expresa una muestra interesante de aquellos a quienes les interesa la política, que creo es muy poca gente. Twitter es activo, a veces inteligente en la forma de expresión. Aparte están todos los políticos, con sus empleados que hacen los tuits. Existe además el mundo de los trolls. Uno muchas veces, leyendo Twitter, se da cuenta de que alguien leyó sólo la mitad de una nota, porque Twitter mete la urgencia de intervenir antes de terminar de leer o escuchar un programa. Por otro lado, es violento, machista, el tema de los comentarios (de las notas periodísticas). La violencia se focaliza muchas veces en mi condición de mujer. Pero la política argentina siempre tiene tonos altos. Twitter crea la necesidad de meter impacto en 140 caracteres. Entonces no se puede pedir un espacio de reflexión. Es un espacio de expresión. Nadie reflexiona. Se puede llevar a Twitter lo reflexionado, pero es básicamente un espacio expresivo”.
*2015.
PERFIL
Beatriz Sarlo nació en Buenos Aires en 1942. Enseñó literatura argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde obtuvo su licenciatura, y dictó cursos en las universidades de Chicago, Berkeley, Columbia, Minnesota y Maryland. Fue miembro del Wilson Center, “Simón Bolívar Professor of Latin American Studies” en Cambridge y miembro del Wissenschaftskolleg de Berlín. Investigó sobre temas de literatura argentina, nacionalismo cultural y vanguardias, cultura urbana y cultura popular. Escenas de la vida posmoderna. Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina, de 1994, fue uno de sus libros más leídos. Entre sus títulos, cabe agregar a Instantáneas: Medios, ciudad y costumbres en el fin de siglo; Borges, un escritor en las orillas y La ciudad vista. Mercancías y cultura urbana. Su último ensayo, publicado este año, es Las dos torres. ¿Puede la cultura contemporánea pensar algo nuevo? Desde 1978 y hasta 2008 dirigió la reconocida revista de cultura y política Punto de Vista. Entre las distinciones que recibió, sobresalen el Premio a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes, la Orden del Mérito de Brasil y la Pluma de Oro de la Academia Argentina de Periodismo, institución de la que luego sería miembro. En 2012, estuvo en Tucumán disertando en el ciclo de conferencias de LA GACETA.