Las Infecciones de Transmisión Sexual (ETS) son un problema de salud pública global que afecta a millones de personas, especialmente a los jóvenes, quienes a menudo subestiman los riesgos asociados con estas enfermedades. Si bien muchas de estas infecciones pueden ser prevenidas y tratadas con diagnóstico temprano, la falta de conciencia y la demora en los chequeos médicos pueden derivar en complicaciones graves, como infertilidad, daño neurológico e incluso la muerte.
El rol clave de la consulta anual
Según los especialistas del Centro Argentino de Urología (CAU), se recomienda que todas las personas sexualmente activas se realicen un análisis de sangre anual para detectar infecciones como el VIH, hepatitis, sífilis, herpes genital, gonorrea y clamidia. La doctora Paula Grinstein, médica uróloga del CAU, resaltó que, aunque muchas personas han tenido contacto con el virus del papiloma humano (VPH), en la mayoría de los casos el sistema inmune lo detiene. Sin embargo, este virus puede reactivarse en situaciones de baja inmunidad, provocando lesiones graves.
Síntomas y factores de riesgo en la juventud
El riesgo de contraer una ETS es mayor en adultos jóvenes entre los 20 y 40 años, aunque también afecta a personas mayores que ya no usan protección por haber perdido el temor a un embarazo. Los especialistas advierten que los síntomas de las ETS pueden ser sutiles o no visibles, por lo que la recomendación es no esperar a que se presenten manifestaciones evidentes como verrugas genitales, úlceras, secreciones anormales o ardor al orinar. Entre los factores de riesgo más comunes se encuentran el inicio temprano de las relaciones sexuales, la falta de protección y la diabetes.
Tratamiento y consecuencias a largo plazo
El tratamiento de las ETS varía según la enfermedad y el momento del diagnóstico. Muchas infecciones pueden curarse con antibióticos o antivirales, pero otras requieren tratamientos más complejos. En el caso del VPH, los métodos para eliminar las verrugas incluyen el uso de ácidos, crioterapia o láser. Un aspecto crucial para la recuperación es tratar también a la pareja sexual para evitar reinfecciones. Si no se tratan a tiempo, las ETS pueden generar complicaciones severas, como daños neurológicos en la sífilis o infertilidad por gonorrea o clamidia. Además, el VPH puede derivar en tumores oncológicos, por lo que es importante vacunarse, especialmente con las nuevas incorporaciones al Calendario Nacional de Vacunación.