Tanto en la habitación de su casa en San Miguel de Tucumán como en el hostel donde vivió en California, Santiago Nader tuvo claro lo que quería: tejer historias con los hilos de su vida entre la nostalgia de lo conocido y la emoción por lo desconocido. A los 27 años, el escritor, dramaturgo y director logró construir una carrera artística que desborda fronteras. Hacia el año 2025, sus metas también son claras: el estreno de dos obras de teatro, una de ellas inspirada en Tucumán, su tierra natal.
Nader nació en 1997 y siempre amó las letras. Desde los 14 años trabajó como actor profesional junto al grupo de teatro Vuelo en V. Con 18 recién cumplidos, dejó la provincia para mudarse a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y estudiar Ciencias Sociales en la Universidad Di Tella, pero el destino tenía otros planes para él.
Su proceso de maduración y la lucha por encontrar un lugar propio en la ciudad de los porteños se hacen presentes en sus piezas, especialmente en la trilogía "Endurecer nuestro cuerpo", compuesta por “Garnett Kelly y el torso ganador”, que fue estrenada en 2019 y con dos funciones en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires y el Festival Futuros; “Potrillo Ben”, estrenada en el Teatro Nacional Cervantes en 2023 y “Mi hermano y el puma” programada para el 2025.
"La mudanza fue un abandono abrupto de la infancia y la ciudad en la que pasé toda mi vida. Buenos Aires se convirtió en el lugar donde aprendí a cuidar de mí mismo", dijo en el diálogo con LA GACETA. “Mis obras están atravesadas por el hecho de crecer siendo una persona muy joven en un ambiente desconocido”, agregó.
A lo largo de su carrera, Santiago combinó la narrativa y la dramaturgia, mezcla que encantó a diversos públicos. Su primera colección de cuentos, "Una curiosidad nueva", fue publicada por la editorial DeParado. Con su dramaturgia participó de encuentros prestigiosos como el Festival El Porvenir, Futuros, Monoblock y, más recientemente, el Festival Internacional de Buenos Aires.
El reconocimiento internacional también fue clave para su crecimiento. En 2018, obtuvo la beca Fulbright-Fondo Nacional de las Artes mediante una convocatoria abierta. Así fue como llegó a estudiar Letras en la Universidad de California, San Diego. "Esa beca llegó en el momento justo. Me brindó las herramientas cognitivas y profesionales que hoy me permiten trabajar como traductor y redactor, además de nutrir mi escritura", comentó el tucumano.
La experiencia en EE.UU. también le permitió redescubrir su relación con el lugar que dejó atrás. "Después de vivir en California me di cuenta de lo que representa Buenos Aires y cómo mi relación con mi ciudad cambió. Ahora la veo con otros ojos, aprendí a apreciar la comunidad artística de la que participaba cuando estuve lejos", manifestó. En su camino artístico además fue director residente en el Teatro Nacional Cervantes, Panorama Sur, LABRA y el Piccolo Teatro de Milán, Italia.
El vínculo salvaje de los hermanos
Hoy trabaja de manera remota como traductor para una consultora de los Estados Unidos y también está estudiando la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, donde ya está preparando su tesis. “La universidad fue un refugio para mí durante todo este año, especialmente por las amistades y sus lecturas sobre mis textos. Tener un círculo de afectos en Buenos Aires fue fundamental cuando llegué y más todavía ahora”, destacó.
Para 2025 tiene planes diversos, entre ellos el estreno de la obra cuyo nombre aún es provisorio pero que, por ahora, se llama “Composición de verano”. Nacida en una residencia del programa de experimentación escénica Temporada Alta de Proa21, impulsado por Fundación Proa, se desarrollará en un jardín al aire libre en La Boca. Su trabajo consiste en crear una obra pensada específicamente para este espacio y experimentar con el entorno natural. "Ensayar al aire libre, bajo el sol, cambia mi relación con el teatro y la creación. Son cosas que me reconectan con mi escritura e interrumpen lo alienante de la ciudad", afirmó.
También estrenará “Mi hermano y el puma”. Dirigida por Lucía Deca, se trata de la historia que cierra la trilogía "Endurecer nuestro cuerpo". Es una de las obras más personales y la favorita de Nader. Con una fuerte conexión con Tucumán, la pieza se desarrolla en su geografía y aborda temáticas cercanas a la identidad. Sigue a dos chicos que, luego de vivir un linchamiento digital, deciden escapar de un "country" cercano a La Rinconada y se refugian en la naturaleza. Atraviesan diversos paisajes como el cerro, las ruinas de la Ciudad Universitaria y el Templo Budista Hanmaum Seonwon de Yerba Buena. En su recorrido, se encuentran con un puma que habla, un ser que marca su camino de una manera inesperada.
En palabras de Nader, la obra “habla de la imposición masculina, la toxicidad de ciertas dinámicas entre varones y del vínculo salvaje entre hermanos”. “Tiene mucho que ver con Tucumán y la forma en que la información nos atraviesa. Un personaje siente la necesidad de borrar sus huellas en un mundo que se le escapa, sobre todo en un contexto de desconexión y violencia digital”, explicó sobre la pieza que escribió en la residencia en el Piccolo Teatro de Milán, tomando como referencia el libro "Claus y Lucas" de Agota Kristof.
También está latente el posible regreso al teatro de "La Volcán" estrenada en 2024 y dirigida por Natalí Aboud. La obra explora la ternura y la intimidad con una madre que se comunica telepáticamente con su bebé, quien, de manera inusual, tiene la capacidad de adquirir lenguaje inmediatamente al nacer. La obra transcurre en medio de la erupción de un volcán, donde la mamá y el bebé quedan atrapados.
Escribir, un privilegio
Otros proyectos de Nader son la publicación de la trilogía mencionada como un libro compuesto de tres nouvelles, y la adaptación de “Señores y sentimientos”, un texto cinematográfico que inicialmente ideó como un falso documental. La historia explora la figura de un director joven que entrevista a varios padres de generaciones anteriores con la hipótesis de que los hombres de esas generaciones no tienen espacios para hablar sobre sus emociones. "Me gustaría que ese proyecto tome forma definitiva, y colaborar con otros profesionales para darle vida a esta historia de una forma más visual y colaborativa", contó.
Pese a todo lo que avanzó, Nader sigue buceando en su proceso de crecimiento y maduración. "Mi meta no es apresurarme, sino trabajar con más conciencia y menos presión", expresó. Su principal objetivo es “bajarle a esas ideas generacionales de cierto exitismo trapero como de ‘un día sos todo y al otro día sos nada’”. “Quiero sacarme ese positivismo tóxico capitalista que nos dice que las personas jóvenes somos las dueñas de nuestro destino, que si queremos podemos, que si no lo logramos es porque algo estamos haciendo mal. La realidad es que, en el medio, hay muchas variables y una carrera intelectual se construye paso a paso”, subrayó.
A modo de conclusión, Nader dijo que había dejado atrás la idea de controlar completamente su carrera y sus deseos. "Eso me ayudó a ver la escritura como un privilegio, un regalo que no puedo dar por sentado", cerró. Con esa mirada, Nader invitó a los jóvenes de su generación a seguir trabajando por sus pasiones convencido de que el arte siempre será una forma de entender la vida y transformar la realidad.