El heterogéneo encuentro de autoridades y funcionarios en la inauguración de los cuatro primeros pabellones del Complejo Penitenciario de Benjamín Paz, ha reflejado la importancia del acto encabezado por el gobernador, Osvaldo Jaldo. En él se ha comenzado a dar solución a un problema acuciante en la provincia, el hacinamiento carcelario, así como las dificultades para proveer seguridad en condiciones complejas en el trato a los detenidos.
“Hay una sobrepoblación de detenidos en nuestras comisarías porque estas no son para tener presos; son para que los policías puedan hacer una seguridad preventiva y cuidar a los tucumanos, cuidar la vida y los bienes. Y hoy Benjamín Paz abre sus puertas, hoy después de diferentes momentos económicos como gobierno de la provincia empezamos a estabilizar nuestras finanzas”, dijo el mandatario.
Efectivamente, las cárceles del territorio tucumano desde hace mucho tiempo no daban abasto y las seccionales de Policía se habían transformado en alternativas impropias para alojar presos condenados, que se sumaban a las personas aprehendidas por contravenciones y a los detenidos con procesos judiciales. Se calcula que las comisarías tienen capacidad para alojar en total a unas 400 personas y en los últimos tiempos había ya unas 2.000, con lo cual se generaron conflictos de variada índole relacionados con el hacinamiento, así como denuncias por malos tratos o por las condiciones indignas en que se encontraban los detenidos, más las dificultades del personal para cuidarlos. Incluso en numerosas ocasiones hubo problemas, motines y fugas. El problema fue creciendo en intensidad a causa de, entre otras cosas, los constantes operativos preventivos, la aplicación del nuevo Código Procesal Penal y la vigencia, desde hace dos años, de la Ley de Narcomenudeo.
El Gobierno comenzó hace tiempo con el proyecto en el kilómetro 1.347 de la ruta nacional 9, Trancas, y tuvo varias complicaciones relacionadas con los fondos para su construcción, que puso, no obstante, entre las principales prioridades. Ahora se inauguraron cuatro pabellones con capacidad para albergar en esta primera etapa a 900 reclusos y ya desde ayer comenzaron a ser trasladados 700 reos, lo cual permitirá aliviar casi en un 50% las comisarías. Previamente había tenido lugar, hace unos días, la inauguración del penal de Delfín Gallo, para mujeres, y se había trasladado a las detenidas, descomprimiendo, entre otras, la comisaría 2a, cuyo edificio está prácticamente inhabitable y con las cloacas desbordadas. También se nombró a 1.000 guardiacárceles, principalmente para Benjamín Paz.
Se trata de un establecimiento calificado como moderno, con un régimen cerrado, en un espacio físico donde los reclusos van a poder trabajar y estudiar, tanto en sus celdas como en un patio pequeño para salir, hacer actividades y talleres, dijo el jefe de Policía. El titular de la Corte añadió que esta labor posibilitará que los ciudadanos puedan vivir de una forma más segura. La inauguración, pues, augura cambios positivos en la seguridad.