En la gastronomía, ciertos alimentos lograron trascender su función básica para convertirse en auténticos tesoros culinarios. Entre ellos se encuentra un producto fermentado que ganó una merecida fama, al punto de ser denominado por algunos como “oro blanco”.
Este peculiar sobrenombre no es casualidad. Se trata del chucrut, originario de la región central de Europa, fue elogiado durante años no solo por su sabor distintivo, sino también por los numerosos beneficios que aporta a la salud.
Su riqueza en probióticos naturales lo convierte en un aliado de la flora intestinal, mientras que su capacidad para fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la digestión lo ubica en un lugar privilegiado dentro de los hábitos alimenticios. De este modo, el chucrut no solo preserva una herencia culinaria centenaria, sino que también se presenta como un ingrediente esencial para quienes buscan un equilibrio saludable en su alimentación diaria.
El Código Alimentario Argentino define el chucrut como el producto obtenido mediante la fermentación láctica natural de hojas finamente picadas de diversas variedades de repollo blanco y duro (Brassica oleracea). Este producto puede contener o no condimentos y debe presentarse en buen estado de conservación. Según las normas, debe tener un contenido de cloruro de sodio no menor de 2% ni mayor de 3,5%; con una acidez expresada en ácido láctico no inferior al 1%, y un pH no mayor a 4,1. Además, el color del chucrut debe ser blanco amarillento.
Cuáles son los beneficios del chucrut para la salud
“Es un alimento probiótico porque en el proceso de fermentación sucede la colonización, es decir, se desarrollan bacterias/microorganismos vivos que luego uno incorpora a su propia microbiota”, indica Yael Hasbani, asesora en Dietética y Nutrición Natural.
Con una larga historia de consumo, especialmente en las culturas europeas, el chucrut cuenta con una vasta evidencia científica que respalda los beneficios de su consumo para la salud y que se deben, en gran parte, a su alto contenido en probióticos y nutrientes.
Fortalece el sistema inmunológico. Hasbani explica que los microorganismos vivos que contiene el chucrut interactúan con el sistema inmunológico, fomentando la maduración de las células inmunes y apoyando el desarrollo de funciones inmunológicas normales. Además detalla: “Hoy está estudiado que, a mayor variedad de microbiota intestinal, mejor es nuestra respuesta inmunológica”.
Mejora la digestión. Al ser rico en probióticos, este alimento ayuda a regular el tránsito intestinal, mejorando la absorción de nutrientes como la vitamina B, el calcio y el hierro, como también colabora con la disminución de acidez y diarrea. El estudio “Verduras fermentadas como posible tratamiento para el síndrome del intestino irritable” resalta cómo los alimentos fermentados pueden contribuir a la salud intestinal al incrementar la diversidad microbiana.
Aunque se necesitan más datos clínicos para hacer afirmaciones firmes, los investigadores concluyen que “las verduras fermentadas merecen la consideración de los profesionales de la salud y los pacientes que enfrentan problemas relacionados con el síndrome del intestino irritable”.
Tiene efectos positivos en la psiquis. Dado que los alimentos fermentados son conocidos por sus beneficios para la salud intestinal, los investigadores comenzaron a explorar cómo estos impactan en la salud mental.
“Sabemos por estudios previos que existe un eje intestino-cerebro comprobado y que esto, por lo tanto, vincula la dieta directamente con el cerebro y su comportamiento en función de la salud de nuestra microbiota”, dijo la Dra. Nicole Avena, profesora asistente de neurociencia en la Facultad de Medicina Mount Sinai al sitio Medical News Today tras ser consultada sobre los estudios observacionales que asocian la ingesta de alimentos fermentados con cambios en el estado de ánimo y la disminución de la ansiedad.