Resulta incomprensible a cuáles datos o a qué relatos se estará refiriendo el lector Juan A. González en su carta del 10/12. En la mía del 9/12 no hago referencia alguna al frío, sino a las heladas (horas acumuladas con temperaturas bajo cero) que junto con los vientos Zonda y a la baja humedad relativa son los factores que más predisponen a la ocurrencia de incendios. Podremos tener inviernos más o menos calurosos, pero bastan unas pocas horas de temperaturas bajo cero para que la vegetación se convierta en un polvorín. Efectivamente, la quema de caña como método auxiliar de cosecha llegó a abarcar cerca del 90% de la superficie cañera tucumana en los 70s y 80s, pero a partir de la llegada de nuevas generaciones de cosechadoras, aparecidas a partir de los 90, el esquema fue cambiando radicalmente al punto que más del 90% de la cosecha se realiza actualmente sin quema. Los fuegos que más preocupan hoy se dan sobre los rastrojos a los que convendría darles un destino energético.
Santiago Paz-Brühl [email protected]