07 Diciembre 2024
ODISEA. Abuelo y nieta unen las provincias de Tucumán y Catamarca en un recorrido de 200 kilómetros.
Cada año, miles de fieles católicos, emprenden una peregrinación que parte desde distintos puntos de Tucumán y de otras provincias rumbo al santuario de la Virgen del Valle en Catamarca, para celebrar su día.
El recorrido empezó acompañado del calor sofocante típico del norte, con la particularidad de que las bicicletas fueron el medio más elegido para peregrinar y han superado en número a los tradicionales caminantes.
Debido al traslado de creyentes, la administración municipal de Monteros dispuso una carpa de salud al costado de la ruta 38 que conecta las provincias de Tucumán y Catamarca. El motivo es asistir a los peregrinos con kinesiólogos, enfermeros y médicos; además de frutas y bebidas
35 peregrinaciones
“Este año costó un poco más porque no pude entrenarme, pero sigo adelante. Pienso que me va a sobrar el tiempo”, cuenta a LG Play Juan Marcos, el peregrino de 73 años que partió desde Alem y Canal Sur ayer a las seis de la mañana.
Lleva 35 años pedaleando para renovar su voto de fe y cree que este viaje será con el que se retire definitivamente “con todos los honores a la par de los jóvenes ciclistas”, anhela. Y agrega que su motivación para marchar es “la fe, un sentimiento muy grande que no tiene explicaciones”.
Al final del recorrido, que suma aproximadamente 200 kilómetros, el peregrino encuentra “mucha tranquilidad y alivio por haber cumplido la misión”.
El vestido de la virgen
En el manubrio de la bicicleta negra y de frente a la ruta, Juan Marcos, lleva su propia Virgen del Valle de 30 centímetros en un soporte violeta con forma de arco diseñado para ese fin.
ATUENDO ESPECIAL. La virgen de Marcos y el vestido rosa de su nieta.
Si se observa de lejos, no parece la imagen religiosa que se conoce popularmente y es porque lleva un atuendo distinto, para una niña, de color rosa, floreado y con vuelos. “Esto tiene una historia especial. Mi nietita, Milagros, de dos años, se fue de este mundo y me dejó su vestido con el que reconocen a la imagen en toda Catamarca”, relató emocionado el peregrino.
El abuelo no viaja solo, a su lado va Julieta (22) desde que tiene 14 años y, en Concepción, se suma un nieto más, que parte desde Atahona para la odisea familiar. “Hace tres años que mi abuelo repite: ‘es mi último viaje, es mi último viaje’, pero lo sigue intentando y nos acompañaremos hasta que él finalmente se decida a dejar”, explica entre risas la ciclista.
Agradecer
“No tengo nada que pedirle a la virgen, sólo tengo que agradecer todo lo que me da -aclara el abuelo y agrega- a veces le digo a ella que no me de más porque estoy bien”. Relata, además, que se hizo un chequeo médico general para poder tener el carnet de aptitud física antes de partir y los resultados estuvieron bien. “Tengo 25 años”, bromea.
La parada obligada para dormir cada año, varía entre La Cocha o Rumi Punco, y la hace en una colchoneta que lleva en el porta equipaje.
Si dejara de pedalear, Juan Marcos dice que acompañaría a los feligreses en auto o motocicleta, pero no dejaría de ir al santuario cada diciembre.
Un hito de fe
El Complejo Santuario Gruta Virgen del Valle está situado a seis kilómetros de la capital catamarqueña y marca el lugar donde fue encontrada la venerada imagen de la Inmaculada Concepción entre los años 1618 y 1620.
El sitio fue remodelado en 2020 en el marco de los preparativos para el Año Mariano Nacional y el Jubileo por los 400 años del hallazgo de la imagen religiosa. Las obras incluyeron la restauración de la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle en San Fernando y mejoras en su entorno, con el objetivo de recibir a miles de peregrinos que visitan el lugar cada año.
El santuario representa un hito en el camino de los católicos que llevan siglos de devoción y cada año recibe entre 300.000 y 500.000 devotos.
La advocación tiene su festividad el 8 de diciembre y fue establecida en 1476 por el Papa Sixto IV, pero se hizo universal recién en 1708 gracias a Clemente XI. Esgrime que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción. El dogma de fe fue promulgado por el Papa Pío IX en 1854.
En nuestro país es considerada la patrona de Catamarca, de la Diócesis de Añatuya y protectora de la Diócesis de La Rioja. También es patrona de los productores de algodón del Chaco y del Noroeste Argentino. A nivel nacional, ostenta el título de patrona del turismo y del paracaidismo. Desde febrero de 1996, por decreto, fue designada patrona del Festival de Cosquín. En 2019, fue nombrada patrona de la Feria Internacional de Turismo de Latinoamérica por la entonces Asociación Argentina de Agencias de Viajes y Turismo, actualmente conocida como Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo.
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