La palabra "amor" también se rompe

La palabra "amor" también se rompe

Reseña del libro de poemas “Con dos pesos ya no alcanza”, de la autora jujeña Ana Belén Jara, publicado por RIL editores en 2024.

05 Diciembre 2024

Por Mario Flores

“¿Qué es la muerte?”, pregunta el primer verso del poema, y lo que sigue a continuación ensaya posibles respuestas -posibles caminos- que direccionan la voz de lo vívido enfrentándose a lo finito, el panorama de lo mortal ante lo caótico y a veces la belleza de ensayar una respuesta. Ana Belén Jara, en “Con dos pesos ya no alcanza” (su tercer poemario, esta vez publicado por RIL editores, en España), construye posibles respuestas con el débil equilibrio entre lo íntimo y lo comunitario, lo visceral y lo prosaico. El título del libro, acaso una máxima que resume el espíritu nacional con que se desintegra la curvatura del tiempo en la historia reciente de la sociedad y la economía argentina, tiende al guiño generacional para cualquiera que, como la autora, hayan nacido en la década de la asquerosa alegría, pero no es restrictivo: se mantiene actual, reconfigura una visión crítica, las respalda con una narrativa primigenia que -implícita- hilvana un racconto de situaciones febriles, mortales (justamente) y a veces filosóficas.

Dividido en cinco partes (1. Bestias emergentes, 2. Un patio lleno de lava, 3. Dicen que viene el diluvio, 4. Madre nuestra que estás en los cielos, 5. Todo lo que sé sobre mi muerte) discurren entre los grandes (y clásicos) tópicos poéticos que abundan en la literatura contemporánea: la muerte y lo mortal, el amor y las políticas del desencuentro, la metamorfosis del sentimiento y el reconocimiento genealógico a la hora de proponer un lenguaje que tensa la ficción con lo personal. En entrevista con la autora, en EntreVidas TV, Jara afirma que hay personas que pueden reconocerse en algunos pasajes de su libro. Se trata, entonces, de una obra que une lo personal con la poética de un recorrido tanto histórico como elemental, no socava los recursos de una dialéctica emocional que habita cuerpos, hogares, migraciones y naturalismos, sino que los ubica en mundos textuales, con renovada energía (potencia, diría Fabián Casas). Entre esas diapositivas nos encontramos con guerras de bombuchas en el verano de la infancia, o baños de colegios católicos donde se habla de alumnas muertas. Podrían ser postales costumbristas pero hay algo que revierte el carácter inofensivo de lo anecdótico: cierta crudeza de herencia, que hace de la elocuencia un campo de batalla donde la palabra indicada es aquella que desanda la catástrofe, o la belleza de lo catastrófico.

“Yo te miro y duro lo que dura el dolor de una herida simple, / fantaseando con la idea de ser el árbol que hace sombra”, dice la voz en uno de los poemas dedicados al derrumbe. Hay derrumbes e inundaciones, hay hambre de carne en semanas santas y también madres y abuelas y niños que se imaginan montañas rusas desde el asiento trasero de un auto. Lo sencillo es aparente, y detrás de cada escenificación, ese núcleo narrativo que opera como acelerador de los poemas, logra concatenar en un único volumen una especie de tesis de lo efímero, un tratado sobre la nostalgia de un futuro incierto que también se arrastra. “Camino al lado de unas ruinas / que la historia de la ciudad / que ahora habito decidió ignorar”.

Hay un regreso a la palabra, en su medida justa (los versos son acotados, casi como figuras hilvanadas, serpenteantes), y ese mecanismo lacónico de lo que se cuenta (ya no de una abstracción sentimental del poema como espejo de la figura de autor) formula nuevas preguntas: “¿Qué es una casa?”, “¿Qué decir después de una muerte?”, “¿Pariste al monstruo?”. El cuestionamiento es un ingrediente primordial en los poemas de Ana Belén Jara: aventura indicios de un diálogo que también se revela como ejercicio simbiótico de una cognición general, lo ritual, lo religioso y lo profano se mezclan y reviven en imágenes, en textos decididamente visuales que bien podrían ser collages de diversas texturas, colores y cortes.

“La desobediencia a la ira y al protocolo / tan ensayado en el que nos hacen / creer que superamos a las personas”, dice en un poema de la tercera parte, quizás un texto particularmente necesario para comprender este montaje. Ana Belén Jara elige la postura menos popular de hablar no desde la resiliencia vana de la modernidad del capitalismo de plataformas (sin olvidar que el libro es una colección de recuerdos devaluados), y desde una suerte de consciencia de la brutalidad, entiende el amor también como derrota. No hay enseñanzas (porque la literatura no tiene la obligación de aleccionar nada a nadie), sino revelaciones. Un poemario construido en base a visiones periféricas, acaso borders, que ahondan en el espíritu humano, aún en el gen atávico de la poética que rememora la crisis como base para la historia que nos queda: “Qué injusto es sentir la necesidad de escribirlo / ahora que como alguien muere / algo viene al mundo a revivirlo”.

Sobre la autora

Ana Belén Jara nació en Jujuy en 1990. Es comunicadora social y periodista, especializada en adaptaciones cinematográficas del género fantástico. Publicó los libros de poemas Cataclysm (2019) y El desalojo de un cuerpo (Editorial Cronopio, Palpalá, 2020). Actualmente, se encuentra escribiendo su primera novela, “Altares mundanos”.

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