Fernando Díaz, abogado del camionero Héctor Romero, imputado por la desaparición y presunto crimen de María Cash, aseguró a LA GACETA que su defendido es inocente y colabora plenamente con la Justicia. "Romero siempre declaró el mismo lugar donde dejó a María: la Difunta Correa. Las supuestas contradicciones son interpretaciones erróneas", explicó.
Romero, de 71 años, enfrenta un delicado estado de salud debido a un cáncer de próstata y cumplirá arresto domiciliario en General Güemes tras un fallo favorable. "Él y su familia llevan 13 años viviendo una pesadilla. No hay pacto de silencio; todos buscan que se descubra la verdad", señaló Díaz. El caso sigue bajo investigación, con nuevas pruebas pendientes de análisis.
- ¿Cómo llega usted a la defensa de Héctor Romero?
- Yo llego a la defensa de Romero por los familiares, quienes me contactan y solicitan mis servicios jurídicos para asumir su defensa, ya que su padre había sido detenido el día anterior. Vienen la familia, las hijas, la mujer, un cuñado y concurren a mi domicilio por recomendación.
- ¿Esto fue el día de su detención?
- Sí, el día de su detención. Acababa de quedar detenido. Me comentaron que había sido apresado de manera sorpresiva en el barrio Pereyra Rosas.
- ¿Cómo fue el momento de la detención?
Sorpresivamente, llegó personal de Gendarmería. El señor Romero estaba en ese domicilio porque su hija había sido operada recientemente, aunque él reside en Güemes. Cuando Gendarmería tocó la puerta, pensaron que era alguna notificación, como ya había ocurrido en otras ocasiones, para que se presentara a declarar. Eso fue lo primero que supuso Romero y su familia. Sin embargo, lo que llamó la atención de todos fue la detención sorpresiva mientras estaban presentes las hijas, el yerno, los nietos y toda la familia. Fue un momento muy doloroso y traumático, no solo para él, sino también para todos sus seres queridos, incluidos los nietos. Hasta el día de hoy, cada vez que el señor Romero recuerda esa situación, se angustia y se quiebra emocionalmente. Fue una experiencia muy delicada por la que tuvo que atravesar.
- ¿Cómo era el lugar de detención y cómo fueron esos días para él?
- Estos días fueron realmente muy difíciles. Estuvo detenido en la sede de la Policía Federal. Dentro de las opciones de detención federal en Salta, como Chachapoyas, la unidad 16, la 23, Cerrillos, Güemes, entre otras, este lugar es, a criterio de la defensa, el más adecuado para alguien de su edad. Allí hay un número reducido de detenidos, lo que lo hace más apropiado para él, ya que tiene 71 años. Gracias a Dios, estuvo bien cuidado.
Sin embargo, muy angustiado. Está en tratamiento por un cáncer de próstata y la está pasando realmente mal. Esta defensa ha realizado todos los planteos en tiempo y forma: se solicitó la excarcelación, el sobreseimiento por atipicidad del delito y, subsidiariamente, el arresto domiciliario. Afortunadamente, se concedió este último, por lo que el señor Romero cumplirá su detención en su domicilio en General Güemes, acompañado por su hija y su esposa, quien asumirá el rol de persona responsable hasta que se implementen los dispositivos electrónicos de monitoreo.
- En la audiencia de imputación se habló mucho de su declaración. ¿Cómo fue esa audiencia y cómo fueron sus declaraciones?
- Yo me acababa de presentar en la defensa y le había recomendado que se abstuviera de declarar hasta que pudiera compulsar las actuaciones y revisar todas las pruebas de cargo a las que hacía alusión la Fiscalía. Durante la lectura de la imputación y de los elementos que la Fiscalía consideraba como objetivos de cargo para sostener la acusación, noté el descontento de mi defendido, quien hacía señas con la cabeza indicando que no estaba de acuerdo con lo que se le acusaba. Esta actitud la observé en cuatro o cinco oportunidades, lo que realmente me llamó la atención. Por ello, pedí un cuarto intermedio a la señora jueza.
Se concedió un cuarto intermedio de no más de cinco minutos. En ese breve tiempo, le expliqué al señor Romero que no había tenido la oportunidad de revisar las actuaciones, pero que si él solo tenía la intención de decir la verdad, no ocultaba nada y estaba dispuesto a responder todo tipo de preguntas, le recomendaba declarar. Caso contrario, debía abstenerse. Me respondió que no estaba de acuerdo con la imputación y que nada de lo que se le estaba leyendo era cierto.
Le hice una pregunta puntual: "Por ejemplo, en este momento te están diciendo que, un mes después de la desaparición de María Cash, en agosto, estuviste detenido y detuviste el camión durante una hora y veinte. ¿Qué tenés para decir sobre esto?". Él me respondió: "No, doctor, ese día el camión tuvo un problema mecánico; se me rompió el compresor. Inclusive lo mencioné; tuvieron que venir a remolcarme con otro camión". Ante su seguridad, le reiteré que si tenía la verdad de su lado y nada que ocultar, debía declarar y responder todas las preguntas. Así lo decidió.
Informé al personal judicial que mi defendido estaba en condiciones de declarar. Esto llamó la atención de todos los presentes: el investigador, la auxiliar fiscal, el fiscal, la jueza, la secretaria del juzgado y las partes intervinientes. Durante más de dos horas, se le formularon preguntas, y el señor Romero respondió cada una de ellas con explicaciones claras, precisas y detalladas. En ningún momento se lo notó nervioso ni evasivo, ni intentó eludir alguna pregunta. Por el contrario, demostró tranquilidad y disposición para responder incluso a preguntas capciosas o inductivas.
Quiero destacar que, como defensa, podría haber objetado algunas preguntas. Sin embargo, en ejercicio de la buena fe procesal y con el fin de demostrar la inocencia de mi defendido, permití que se le formularan todas las preguntas. Estas se realizaron en diversos tonos, y él las respondió todas sin excepción. La Fiscalía, la jueza y la auxiliar fiscal se quedaron sin preguntas después de más de dos horas de declaración. El señor Romero no dejó de responder en ningún momento; simplemente, las partes ya no tenían más que preguntar.
Un detalle que me gustaría resaltar es cómo abordó una pregunta específica. Le dijeron: "¿Qué le llamó la atención de María Cash para que decidiera levantarla?". A esto respondió: "No, doctor, yo nunca dije que algo me llamó la atención para levantarla. Lo que me llamó la atención fue que, al subir al camión, tenía mal olor". Este hecho no solo fue declarado por mi defendido, sino también corroborado por otros testigos del día del hecho.
En todo momento, no hubo confusión ni nada sospechoso en sus respuestas. Su comportamiento fue consistente, y no mostró signos de nerviosismo o evasión. Desde mi experiencia profesional, puedo asegurar que el señor Romero declaró con total claridad y seguridad.
- Siempre se dijo que él mencionó lugares diferentes donde habría dejado a María Cash.
- Esa es otra situación que llamó la atención del propio Romero. Cuando se le mencionaron esas supuestas contradicciones, él negó haber cambiado de versiones. Explicó que siempre mencionó el mismo lugar: La Difunta Correa. Señaló que cuando declaró en la Fiscalía, le informaron que su declaración estaba grabada y que podía estar tranquilo.
Según él, las discrepancias surgieron por interpretaciones erróneas. Por ejemplo, cuando se habló de una gomería cercana, explicó que esta se encuentra a pocos metros del lugar original que indicó, no en un lugar diferente.
- ¿Cómo sigue el caso?
- Confiamos en que la justicia demostrará la inocencia de mi defendido, no porque lo diga yo, sino porque las pruebas lo confirmarán. No hay nada que ocultar. Incluso se realizarán peritajes al celular incautado para corroborar su versión. El señor Romero siempre ha mostrado disposición para colaborar con la investigación y quiere que se esclarezca el caso.
- Se habla de un pacto de silencio entre los involucrados
- No existe tal pacto de silencio. Vi a las familias llorar en mi oficina, desesperadas por que se descubra la verdad. Llevan más de 13 años atravesando esta pesadilla y quieren que se resuelva para que no se culpe a un inocente como Romero. La verdad debe salir a la luz para que la familia Cash y todos los involucrados encuentren respuestas.