El viernes, Netflix estrenó la biopic de Ayrton Senna, el corredor de Fórmula 1 que murió trágicamente en pleno auge de su carrera y que mantuvo un publicitado romance con Xuxa. En este marco, todas las miradas se ubicaron sobre la actriz brasileña que interpreta a la "reina de los bajitos".
Mientras que Gabriel Leone se puso en la piel de Ayrton Senna, Pamela Tomé fue la encargada de interpretar a Xuxa. Pamela nació en Caxias do Sul, municipio de Rio Grande do Sul, hace 30 años. La actriz dejó su casa a los 13 años para iniciar su carrera como modelo en San Pablo.
Al margen del mundo del modelaje, la artista protagonizó una decena de series y una película, entre otros tantos proyectos.
Un amor que conquistó a Brasil
Xuxa, conocida como la 'Reina de los bajitos', era el rostro favorito de los niños en la televisión brasileña, mientras que Ayrton Senna se convertía en héroe nacional tras ganar su primer título mundial de Fórmula 1 en 1988. El romance entre ambos comenzó ese mismo año, convirtiéndose en la pareja más comentada por los medios y admirada por los brasileños. Aunque su relación duró solo dos años, el impacto que tuvieron juntos fue inolvidable y ha quedado claro con la serie.
El primer encuentro entre Xuxa y Ayrton ocurrió en 1987, cuando él fue invitado a su programa. Senna quedó encantado con la conductora y se propuso conquistarla. La relación comenzó oficialmente en diciembre de 1988, con una cita en la casa de Xuxa. “Cuando nuestras manos se tocaron, fue muy fuerte. Hasta mi perro se enamoró de él”, recordó la conductora años después.
Aunque estaban enamorados, las exigencias de sus carreras dificultaron la relación. Xuxa tenía compromisos en Brasil con su programa, mientras que Senna viajaba por el calendario de la Fórmula 1. Las diferencias y la distancia llevaron al final de su relación en 1990. Ella quería un compañero y él alguien que lo esperara al finalizar sus carreras.
Uno de los momentos más icónicos de su historia ocurrió durante un especial navideño del programa de Xuxa. Ayrton fue invitado y, entre risas y complicidad, ella le dio un beso por cada año nuevo, deteniéndose en 1993. Este gesto, lleno de ternura, adquirió un significado trágico después de la muerte de Senna el 1 de mayo de 1994, durante el Gran Premio de San Marino.