La salvaje agresión de hinchas de Atlético Concepción a jugadores de Sportivo Guzmán, ocurrida el domingo pasado, volvió a poner la violencia en el centro de la escena deportiva. Es una problemática que siempre está presente, aunque suele perder relevancia cuando pasa desapercibida. Las impactantes imágenes de lo sucedido en Banda del Río Salí reactivaron los cuestionamientos habituales sobre este tema: ¿por qué se llega a actuar de esa manera? ¿Por qué hay tanta violencia en el fútbol? ¿Cómo se puede evitar?
La Organización No Gubernamental (ONG) “Salvemos al Fútbol” es una asociación civil que lucha contra la violencia y contra la corrupción en el fútbol argentino. Desde 2006 recopila los hechos violentos registrados en todo el país, sea en Primera División o en ligas locales. Su vicepresidente, el sociólogo especializado en el ámbito deportivo Diego Murzi, dialogó con LA GACETA y explicó por qué estos incidentes son tan comunes en el fútbol argentino.
“La violencia es un componente naturalizado en el fútbol argentino. También es un recurso al que todos los actores recurren de una forma u otra”, aseguró Murzi. Además, subrayó que, contrariamente a lo que suele pensarse, la violencia en el fútbol no se limita a las barras bravas. “Todos los actores del fútbol generan violencia. Esto se observa especialmente en espacios como las ligas amateur, que son más pequeñas. Ahí siempre hay violencia entre futbolistas o contra los árbitros”, señaló el sociólogo. Sin embargo, aclaró que también existe violencia ejercida por los fanáticos.
En los últimos años, explicó Murzi, la violencia ha crecido en las ligas menores. “Se registró un aumento muy significativo en las ligas más amateur y regionales, tanto del interior como de la provincia de Buenos Aires”, detalló. Una hipótesis, según el especialista, es que más que un crecimiento real de los hechos violentos, ha aumentado la exposición de estas situaciones. Aun así, insistió en que la violencia en el fútbol sigue siendo un fenómeno en expansión.
“En el fútbol argentino, la violencia está legitimada y no tiene que ver solo con los hinchas. Hay muchas conductas y actitudes que toleramos cuando jugamos al fútbol, pero que no permitimos en otros contextos. En este sentido, la violencia en las ligas menores ayuda a desmentir la idea de que es un problema exclusivo de las barras. En estas ligas no hay barras, y la violencia ocurre igual”, analizó Murzi.
¿Hay solución? Según el sociólogo, el primer paso es ampliar la perspectiva sobre el problema. “Es necesario trabajar en la dimensión cultural de la violencia. Se la asocia únicamente al delito y a las barras, dejando de lado la base cultural del fútbol”, concluyó.
En primera persona
Fanáticos tucumanos dieron también su punto de vista, y aunque algunos se mostraron más seguros, coincidieron en que la violencia es habitual en el ámbito del fútbol.
“No tomo ningún recaudo particular, aunque estamos atentos. Sólo de visitante me tocó vivir situaciones de violencia; cuando hay problemas en nuestra cancha, trato de ir por otro lado. Ya sabemos dónde pueden haber problemas”, señaló Esteban Bergansola, socio de Atlético que suele asistir a la tribuna de calle Laprida junto a sus hijos, e incluso con su nieta de dos años.
En opinión de Bergansola, la violencia tiene que ver, principalmente, con las barras brava. “Los problemas que hay en todas las canchas son por el poder y la droga. Es difícil evitarlo porque los principales dirigentes agarran de soldados a los barras brava”, señaló.
Otro fanático “Decano”, Facundo Saavedra, que suele ubicarse también en la tribuna de calle Laprida, asegura ser más cauto a la hora de asistir al estadio. “Me siento tranquilo en la cancha, pero está ese temor interno de que algo pase; más que nada, arrebatos. Se toman recaudos como no dejar nada a la vista en los vehículos, o no usar bolsillos de los que puedan sacarte alguna pertenencia”, relató.
Saavedra aseguró, en coincidencia con la mirada de Murzi, que hay varias partes con culpa en las situaciones de violencia. “Lo que se vio en el Regional es algo inaceptable. Hay culpa de los hinchas por ser tan incivilizados, del club local en permitir la invasión del campo de juego, y de la seguridad por no garantizar que un partido termine en paz”, enumeró el joven, que aseguró que debería haber intervención estatal. “Esto debería ser tratado entre el gobernador, el presidente de la Liga Tucumana y Seguridad, para evitar que vuelva a ocurrir”, subrayó.
Matías Jabif, socio de San Martín, aseguró que no suele tener miedo a la hora de ir al estadio, aunque reconoció haber sido testigo de situaciones de violencia. Según su mirada, hay una cuestión cultural, y responsabilidad de todos los actores.
“Vivimos en una sociedad que está muy violenta, y evidentemente no sabemos tolerar o aceptar un mal resultado deportivo”, introdujo.
Además de asegurar que la cuestión de las barras es algo que nadie pudo (o quiso) solucionar, lo que le brinda cierto marco de impunidad a la cuestión, Jabif aseguró que no solo los fanáticos tienen la culpa, sino que en ocasiones, jugadores y árbitros también terminan contribuyendo a generar un clima espeso.
Igual que Murzi, Jabif aseguró que debe haber un cambio cultural, acompañado del trabajo de los organismos de seguridad, para evitar que este tipo de situaciones se repita. “Se puede, pero es un trabajo de muchos años y que tiene que abordarse de distinta manera”, puntualizó.
La violencia en el fútbol preocupa desde hace décadas. A veces, se corre del centro de la escena, pero es una problemática vigente y que se actualiza constantemente. ¿Tiene solución? Sólo el tiempo lo dirá, pero hasta el momento, no se encontró una forma de frenarla.