Enterrada, bajo un inmenso manto de nieve de unos 30 metros de profundidad, un grupo de científicos e ingenieros de la NASA encontró una misteriosa ciudad, que se trataría de nada menos que una base militar de la Guerra Fría. El descubrimiento causó el asombro de los investigadores, para luego descubrir que el propósito de aquel asentamiento era mucho más inquietante: servir al Proyecto Iceworm, una misión secreta de aquel lamentable enfrentamiento.
En abril de este año, científicos e ingenieros de la NASA decidieron poner a prueba las capacidades de su radar en el norte de Groenlandia, el NASA Gulfstream III. El instrumento registró la superficie, mientras el científico Chad Green del NASA Jet Propulsion Laboratory tomaba una fotografía de aquel manto blanco. En ese momento, el equipo de rastreo detectó algo inédito debajo del hielo: signos de construcciones humanas enterradas bajo metros de nieve.
Un radar de la NASA halló una misteriosa ciudad enterrada bajo el hielo de Groenlandia
El descubrimiento era nada menos que Camp Century, una ambiciosa instalación militar de la Guerra Fría, cubierta por 30 metros de nieve. “Estábamos buscando el lecho de hielo y apareció Camp Century”, dijo en un comunicado Alex Gardner, otro investigador del NASA Jet Propulsion Laboratory que ayudó a dirigir el proyecto. “Al principio no sabíamos qué era”.
"Nuestro objetivo era calibrar, validar y comprender las capacidades y limitaciones del UAVSAR para mapear las capas internas de la capa de hielo y la interfaz entre el lecho de hielo y la capa de hielo", dijo Greene. Lo que los estudiosos no sabían es que habían descubierto parte de un inquietante plan de aquella época: el Proyecto Iceworm.
Camp Century, la ciudad escondida, serviría a un ambicioso proyecto estadounidense
Camp Century, llamada también como la “ciudad bajo el hielo”, fue una base militar construida en la capa de hielo de Groenlandia por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EE. UU. en 1959. En ese momento, estaba cerca del manto superficial; ahora, después de que la nieve y el hielo se acumularan durante décadas, está enterrada al menos a 30 metros de profundidad. Por aquel entonces, esta base se anunciaba públicamente como un sitio de investigación ártica. Sin embargo las instalaciones revelaron orígenes más oscuros: la misteriosa ciudad serviría a la misión ultrasecreta de la Guerra Fría, llamada Proyecto Iceworm.
El objetivo de este proyecto secreto era albergar y lanzar un sistema de misiles dentro de una red de túneles bajo el hielo. Las armas, un tipo de misil nuclear conocido como “Iceman”, podrían lanzarse a través de la capa de hielo. Su objetivo potencial era la Unión Soviética.
Un número de Popular Science de febrero de 1960 describía el proyecto para los lectores: “Al construir la fantástica comunidad, a 1280 kilómetros del Polo Norte, los ingenieros del ejército, en cooperación con el gobierno danés (Groenlandia es parte del Reino de Dinamarca), han demostrado que el tradicionalmente problemático Ártico puede ser domesticado. Será un hogar —cómodo, acogedor y cálido— para 100 científicos, ingenieros y soldados que se espera que se muden aquí a fines de este año”. Sin embargo, el ejército estadounidense no compartió de inmediato la verdadera naturaleza del Proyecto Iceworm con el gobierno danés.
Camp Century fue abandonado, dejando incluso residuos tóxicos en él
La construcción del Camp Century en un lugar tan remoto, donde las temperaturas pueden descender hasta los 21 grados Celsius bajo cero y los vientos pueden alcanzar velocidades superiores a los 190 kilómetros por hora, es ciertamente impresionante. Y la instalación fue una de las primeras en obtener energía de un reactor nuclear portátil, según Jess Thomson de Newsweek , que fue retirado en 1967, cuando el campamento y el Proyecto Iceworm fueron abandonados debido a la imposibilidad de mantener la estructura dentro de la capa de hielo en constante movimiento.
Sin embargo, quedaron toneladas de residuos peligrosos, incluidos 53.000 galones de combustible diésel, 63.000 galones de aguas residuales (incluidas aguas residuales) así como cantidades desconocidas de refrigerante de bajo nivel radiactivo del reactor, según estimaciones del Instituto Cooperativo para la Investigación en Ciencias Ambientales (CIRES) de la Universidad de Colorado en Boulder.