GINEBRA, Suiza.- Los combates actuales entre las fuerzas rebeldes y el ejército en Siria tienen “graves implicaciones para la paz regional e internacional”, advirtió el enviado especial de la Naciones Unidas, para Siria, Geir O. Pedersen.
“Hago un llamado a un compromiso político urgente y serio -entre las partes sirias e internacionales- para evitar un derramamiento de sangre y centrarse en una solución política de acuerdo con la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad, acordada en 2015”, afirmó Pedersen en un comunicado.
“Los últimos hechos suponen grandes riesgos para los civiles y graves implicaciones para la paz y la seguridad regional e internacional”, agregó.
La ofensiva rebelde le permitió a la coalición de grupos islamistas tomar el control de gran parte de Alepo, la segunda ciudad de Siria, por primera vez desde 2011, cuando estalló la guerra.
Los insurgentes lanzaron está operación contra las fuerzas del régimen de Bashar al Asad, apoyadas por Rusia e Irán, en el noroeste de Siria, y tomaron el control de decenas de localidades, antes de llegar a Alepo, pulmón económico del país.
Proceso de paz
La Casa Blanca afirmó el sábado que el gobierno de Asad perdió el control de Alepo por su dependencia de Rusia e Irán, que se conjugó con su negativa a seguir adelante con un proceso de paz trazado en 2015 por la ONU.
El noroeste de Siria se mantuvo en los últimos años en una calma precaria, posibilitada por un alto el fuego establecido tras una ofensiva del régimen en marzo de 2020, que fue mediado por Rusia y por Turquía.
Una ONG de seguimiento de la guerra en Siria indicó que milicias proturcas arrebataron ayer a las fuerzas kurdas una estratégica ciudad del norte del país, en combates concomitantes a la ofensiva de grupos rebeldes contra el régimen del presidente Al Asad.
Los combatientes proturcos “tomaron la ciudad de Tal Rifaat”, cerca de la frontera turca, además de varios pueblos cercanos, señaló el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).