NOVELA: SÍMALE CUMPLE 70 / SILVIA PLAGER (El Ateneo – Buenos Aires)
Símale cumple 70, la notable novela de Silvia Plager combina, de manera lograda, la narración detectivesca, el melodrama existencial y la atmósfera enrarecida de un policial. Esta combinación adquiere otro sentido al estar narrada desde la voz autorreferencial y ficcional –a la vez– de un personaje llamado Símale, nombre cariñoso de la autora, Silvia Plager.
Como el Borges de “Tlön Uqbar Orbis Tertius” que refiere a un personaje llamado Borges, la autora reaparece bajo los velos de un personaje que se llama como ella y que tiene parentescos y situaciones que podrían ser los suyos: ha vivido en la esquina de Junín y Corrientes, su esposo se llama como su esposo y los hijos de Símale refieren a los hijos de Plager.
La autora se vale, entonces, de la estratagema de vestir la ficción con los velos de la realidad. De este modo, la narración está envuelta en las sugerentes telas del pasado familiar. En este sentido, Plager usa la autobiografía como herramienta vívida y móvil para convertirla en ficción. Y la ficción, por momentos, le devuelve al lector el pathos de la desconocida realidad.
En la novela, Símale recibe, el día de su cumpleaños, la visita de su padre muerto. Desde el inicio, la conversación con Moisés se presenta de manera súbita. Símale no sabe –y el lector tampoco– si la visita obedece a su deseo o al del padre. Muchos años atrás Moisés había sido ahorcado por manos anónimas en la ciudad de Tucumán. Las noticias sobre el crimen habían sido escasas: en navidad, durante un viaje para vender joyas, fue atacado en un hotel. Los restos fueron trasladados a Santa Fe, junto a los miembros de la segunda familia que tenía Moisés Siderer en Rosario. Allí se hacía llamar Mario, acaso para desviar el odio antisemita que cundía –y que cunde– en los rincones del país.
Símale, la arrojada y astuta protagonista de la novela, emprende un viaje (así como su padre había viajado) para averiguar dónde se encuentran los restos mortales de su padre. Llega a Rosario y se instala con una avidez que asombra. En su laberíntica estadía se suceden disímiles apariciones: el espíritu de su padre –con quien mantiene conversaciones versátiles y culposas–, Clara Loiácono, una anciana con pasado espiritista, Leti, la sobrina codiciosa, los malhechores jóvenes, una curiosa actriz porno, el flaco empleado del hotel: los personajes se mueven en los escenarios decadentes de una novela noir. Y en el centro del turbio torbellino emocional late, con la fuerza de un huracán voraz, el corazón aterido de una mujer que busca, encarecidamente, la voz de su padre y, con ella, la memoria de su pasado.
Además de la peripecia y de los episodios correctamente narrados, la novela de Plager ahonda en cuestionamientos vinculados con las religiones, los ancestros, la identidad judía y el destino del alma después de la muerte. Me gustaría hacer notar un hecho estético fundamental: a partir del uso enfático, contenido y sutil de la primera persona, Plager consigue un tono. Desde este tono íntimo y reflexivo une los pormenores de un relato aventurero con las derivaciones intelectuales del ensayo (como género). Por eso, para mí, la clave del libro es la voz personal que ha conseguido al vincular las referencias autobiográficas con la buscada (y hallada) construcción ficcional.
Silvia Plager ha creado una novela que apela al género fantástico para hablar de los fantasmas propios y vitales, ha narrado una peripecia juvenil (pletórica de alarmas) para reflexionar sobre la vejez, ha trabajado con la autoficción para pensar la frondosa tradición judía, ha inventado un viaje para contar cómo se puede huir de lo real y ha escrito una ficción para volver a la realidad.
Por Fabián Soberón
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PERFIL
Silvia Plager es autora, entre otros libros, de Amigas, Prohibido despertar, A las escondidas, Alguien está mirando, Mujeres pudorosas, Boleros que matan, Las mujeres ocultas de El Greco y Complacer. Obtuvo, entre otros, los premios Corregidor-Diario El Día, Tercer Premio Municipal, Faja de Honor de la SADE, y fue finalista del premio Planeta. Fue distinguida como “Mujer destacada en al ámbito nacional” por la Cámara de Diputados de la Nación.