En el que fue el primero de sus dos shows en el Movistar Arena, Lenny Kravitz no podía creer la respuesta del público y detuvo el espectáculo para expresar su gratitud.
"Oh, Dios. Wow, Buenos Aires. Realmente quiero hablar con ustedes. Mi español es tan limitado, así que ¿les molesta si les hablo en inglés por un momento?", preguntó el artista, ante una multitud enloquecida. "Estoy tan agradecido de estar acá con ustedes, de regreso en este hermoso país una vez más después de tantos años. Es uno de mis lugares favoritos en la Tierra. No sé qué es, pero el espíritu, la energía acá es tan dinámica, tan fuerte y tan hermosa...", dijo.
Mientras pronunciaba esas palabras, su voz se quebraba levemente, y la autenticidad de su discurso conmovió incluso a los rincones más altos del estadio. El silencio entre frases, interrumpido solo por los aplausos y gritos de cariño, hacía evidente que este no era un gesto ensayado ni una fórmula repetida en cada show. Estaba hablando directamente al corazón de su audiencia, y ellos, en respuesta, le entregaban su alma.
No es la primera vez que Lenny Kravitz elogia al público argentino, pero en esta ocasión sus palabras tuvieron un peso especial. Con varios años de distancia desde su última visita, su regreso no era solo el de un artista presentando nueva música, sino el de un viejo amigo reencontrándose con quienes siempre lo recibieron con los brazos abiertos.
A partir de ese instante, el concierto adquirió una nueva dimensión. Los temas que siguieron, desde los riffs funk de “Minister of Rock n’ Roll” hasta la emotiva interpretación de baladas como “I Belong to You”, parecían llevar una carga emocional amplificada. Cada nota parecía resonar con el eco de ese saludo, de esas palabras que cruzaron las barreras del idioma para llegar directo al alma de quienes lo escuchaban, publicó Teleshow.
Al final de la noche, cuando las luces se apagaron y el estadio comenzó a vaciarse, una frase quedó flotando en el aire: “Es uno de mis lugares favoritos en la Tierra”. Porque en ese saludo, en ese momento de comunión, Lenny no solo reafirmó su conexión con el público argentino; creó un recuerdo que perdurará por siempre. Buenos Aires le devolvió todo su amor, y él, una vez más, lo aceptó con el corazón abierto.