LONDRES, Gran Bretaña/BERLÍN, Alemania.- Gisèle Pelicot, en rojo sobre fondo con pinceladas en brillante carmesí, mira de frente desde la portada digital de la última edición alemana de “Vogue”. La ilustración, creada por la artista sueca Cecilia Lundgren, lleva una leyenda en mayúsculas que dice: “NO MÁS VERGÜENZA”.
Se publicó el lunes 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Adentro, la nota se titula “Gisèle Pelicot: Por qué su comparecencia pública durante el proceso es tan importante para todas las mujeres”.
La decisión, refleja el diario británico “The Guardian”, ha sido elogiada por usuarios de todo el mundo, que ven en la lucha de esta mujer pequeña y de apariencia frágil un símbolo de valentía y lucha contra la violencia sexual mediante “sumisión química”, un delito más extendido que lo que llega a la justicia.
En lugar de permanecer en el anonimato, como pretendían el tribunal y los defensores de los acusados, Pelicot decidió hacer público el caso contra su ahora ex marido y sus cómplices.
“No quiere librar su batalla en privado, sino que la hace pública, para los espectadores, para la prensa, para otras mujeres”, escribió la redactora de “Vogue” Livia Sarai Lergenmüller.
“Ella hace del martirio que experimentó un momento histórico y dedica su lucha a todas las mujeres y hombres del mundo que han sido víctimas de violencia sexual”, elogió.
La mujer, de 72 años, ganó atención internacional cuando denunció que había sido sometida a una década de violaciones en masa, organizadas por su marido Dominique Pelicot.
Se ha convertido en un icono para feministas y defensores de los derechos de las mujeres, ya que el horror de su experiencia puso de relieve la urgencia de abordar la violencia contra las mujeres y la necesidad de hablar del consentimiento para tener relaciones sexuales, incluso dentro del matrimonio.
El caso provocó repudios y protestas, con pedidos de una mejor vigilancia policial en internet. En las redes sociales, se hicieron campañas animando a hacerse pruebas de ETS (enfermedades de transmisión sexual), cuando se acerca otra “efeméride”, el Día Mundial de Lucha contra el Sida, el 1 de diciembre.
Confesiones y culpas
El esposo admitió ante el tribunal haberla drogado e invitado a desconocidos a su casa en el sur de Francia para violarla cuando estaba inconsciente.
Ella sólo se enteró de lo que estaba pasando cuando la policía se topó con videos y fotos que su marido había grabado de los abusos de decenas de hombres, que él contactaba en un foro de internet, casi todos desconocidos para Gisèle. La policía calcula que son más de 70 los que participaron de las violaciones, pero lograron identificar a 50.
Durante años, sufrió mareos, pérdida de conciencia, además de dolores abdominales y en el resto del cuerpo, que sus médicos y su familia atribuían a la vejez o a algún tipo de demencia.
La mayoría de los que están siendo juzgados han negado la violación. Muchos de ellos se defendieron diciendo que creían que habían sido invitados a participar de “un juego de una pareja libertina”, en el que ella fingía estar inconsciente.
El juicio se inició el 2 de septiembre, y ya han declarado todos los testigos y ofrecido sus alegatos las partes. Algunos de los defensores intentaron relavitizar las violaciones, diciendo que ella “no parecía dormida”.
A principios de este mes, Pelicot criticó la “cobardía” de las docenas de hombres que la violaron. Ni uno solo de ellos se negó al ser “invitados” a participar del abuso.
Un caso único
Gisele Pelicot. Trabajó con su marido Dominique durante muchos años en un proveedor de energía francés y tuvo tres hijos, una hija y dos hijos. En 2013 se trasladaron a Mazan, en la Provenza, a la escena del crimen detrás del caso judicial de Aviñón. Según la acusación, Dominique Pelicot drogó regularmente a su esposa Gisèle durante casi 10 años, la violó y, mientras estaba inconsciente, la ofreció a otros hombres para que también la violaran sin protección. Cincuenta de ellos están siendo juzgados; los demás no han podido ser identificados, han muerto o se han escondido.
El caso es único no sólo por su alcance, sino por sus pruebas. Gisèle Pelicot estaba inconsciente cuando su marido ordenó a otros hombres que la violaran. Las preguntas habituales son innecesarias: ¿Dijiste claramente que no? ¿No enviaste otras señales? ¿Qué ropa interior llevabas? No se puede atribuir ninguna complicidad a Gisèle. Además, está la documentación, las horas de material filmado, etiquetado y guardado en una carpeta. La confesión de Dominique Pelicot era su única estrategia de defensa posible, y aún así trató de atribuir a sus traumas de infancia la “perversión” a la que sometió a su esposa y, quizás, a otros miembros de su familia.
La defensa: Dominique Pelicot era un “buen padre y abuelo”, alega su abogada
La abogada de Dominique Pelicot, el hombre juzgado en Francia por haber hecho violar por decenas de hombres a su esposa alegó que su cliente también era “buen padre y buen abuelo”. Durante una hora, Béatrice Zavarro trató de explicar por qué su cliente se convirtió en el “jefe de orquesta” de los abusos a su ahora ex esposa Gisele. A lo largo de su intervención frente al tribunal penal, Zavarro destacó la parte humana del “otro Dominique” ante la corte, a la que pidió que se alejara “un poco de la petición más fuerte de la acusación”. El fiscal había pedido la pena máxima,20 años para Pelicot, de 71, principal acusado e instigador de los hechos. También pidió entre cuatro y 20 años de cárcel contra los 51 acusados en el juicio. La menor fue para Joseph C., de 69 años, que “sólo” está acusado de agresión sexual, mientras que las demás oscilan entre los 10 y los 18 años de prisión.
La fiscalía solicitó así 10 años de prisión para 11 acusados, 11 años para dos, 12 años para 13 de ellos, 13 años para seis, 14 años para otros seis, 15 años para tres, 16 años para cuatro, 17 años para tres y 18 años para el último, uno de los cuatro que acudió seis veces al domicilio conyugal de los Pelicot para violar a Gisèle.
La abogada Zavarro recordó los traumas que Dominique Pelicot sufrió durante su infancia, antes de caer en la “perversidad” que lo llevó a drogar, violar y hacer violar a su mujer en su domicilio en el sur de Francia. “No se nace pervertido, se llega a serlo”, sostuvo, repitiendo una frase usada por su cliente en su primera comparecencia ante el tribunal. “Este otro Dominique está dotado de cierta perversidad, pero antes de eso hay un hombre”, añadió, antes de recordar “el clima familiar nocivo” en el que creció, con un padre “autoritario, tiránico”.
La abogada también citó las dos agresiones sexuales que Dominique Pelicot dice haber sufrido en su juventud: cuando un enfermero lo violó durante una hospitalización cuando era niño y cuando él fue forzada a participar en la violación de una joven.