AVIÑÓN, Francia.- La fiscalía de Francia pidió condenas de hasta 16 años de cárcel para los coacusados en el juicio contra Dominique Pelicot por drogar a escondidas durante una década a su ahora ex mujer para violarla junto a desconocidos.
Un día después de haber pedido la pena máxima, 20 años de cárcel, para Pelicot, de 71 años, el ministerio público continuó con las solicitudes de pena para el resto de acusados durante el juicio en Aviñón, en el sur de Francia.
La propuesta de condena más baja, de 4 años, es por agresión sexual, sin acceso carnal; la máxima, de 20, para el propio Pelicot, el principal acusado, al constatar el Ministerio Público el delito de violación agravada, por cometerse en conjunto, al estar acompañado de otro agresor en el momento de los hechos.
Excluyendo al principal acusado, la pena más baja solicitada hasta ahora para los otros 49 acusados -uno de ellos juzgado en rebeldía- por las violaciones a Gisèle Pelicot fue de 4 años de cárcel y la más alta, en tres casos, fue de 16 años.
La fiscalía pidió 17 años para Jean-Pierre M., de 63 años, el único acusado que no está siendo juzgado por violar a Gisèle Pelicot sino por agredir sexualmente a su propia esposa con los mismos métodos.
Hoy, los representantes del Ministerio Público darán a conocer qué penas piden para los últimos cuatro acusados. Entre ellos, hay tres que acudieron hasta en seis ocasiones al domicilio de los Pelicot.
La víctima, que actualmente tiene 71 años, estuvo presente en las audiencias de pedidos de condenas, al igual que a lo largo de todo el juicio, buscando de ese modo sensibilizar a la sociedad sobre las violaciones mediante sumisión química.
Perfil de los acusados
Este juicio dio la vuelta al mundo debido al número de violaciones, pero también debido al perfil de los acusados: son todos varones que tienen entre 26 a 74 años de edad, con ocupaciones que cubren un vasto abanico de actividades, como bombero o periodista, y distintos orígenes sociales y étnicos.
Entre ellos hay hombres con familia y empleo. Un periodista, un bombero, un enfermero, un funcionario, un comercial, un guardia civil. Entre los rostros reconocibles del pueblo de Mazan, están “un amigo de la familia, un conocido, un hermano o primo, un colega, un profesor, un vecino”, decía una carta en el diario francés “Libération”, firmada por más de 260 artistas, escritores, políticos, activistas e historiadoras.
La única defensa de la que han expuesto ha sido decir que no sabían que estaban cometiendo violación y que creían que era un juego sexual de una pareja libertina. Algunos dijeron que creían que ella fingía estar dormida y que fueron llevados allí con engaños.
Otros, que entendían que el marido, por el hecho de serlo, ya daba el consentimiento en nombre de Gisèle. “Es su marido. Puede hacer lo que quiera con ella”, dijo uno.