26 Noviembre 2024
Luciano Grasso
Ex director nacional de Salud Mental
Al referirnos a los consumos problemáticos en entornos digitales, como las apuestas online, podemos incluir situaciones que, aunque no alcanzan el nivel de una patología, constituyen circunstancias que requieren intervención.
Hay señales que se pueden ir advirtiendo. Muchas las vemos cuando alguien está atravesando cualquier tipo de consumo problemático en general, aunque hay algunas en particular con este caso.
Así, encontramos dificultades para la concentración, ya que todo lo relacionado con prestar atención y con las capacidades cognitivas se va perdiendo. En adolescentes en edad escolar, esto genera perjuicios académicos.
Otras señales son: pérdida de interés con los vínculos, tanto de amistades como familiares; conflictividad, producto de la irritabilidad y el mal humor; y retraimiento, con lo que la persona empieza a ausentarse de tareas y responsabilidades de su vida cotidiana.
En algunas personas, además, se puede generar pérdida de apetito, pérdida de energía para realizar otras actividades, como el aseo.
En ciertos casos, se pueden identificar síntomas vinculados a la ansiedad o a la depresión.
Frente a este tipo de señales, hay dos líneas de acción posibles que podemos pensar: una que podríamos llamar “de cuidado” o “acompañamiento”, y otra desde “los límites” o “prohibición”.
En la primera, se trata de acercarse. Estamos hablando de alguien que está sufriendo; la base de cualquier consumo problemático es un padecimiento, una angustia, la sensación de un vacío que es llenado por ese consumo. Hay que tratar de ofrecer ayuda. Y esto se hace acercándonos, tratando de que esa persona sepa que alguien está ahí, a disposición para poder hablar, y que eso sea la puerta de entrada para pedir ayuda (incluso profesional, si fuese necesaria). Este acompañamiento significa poder persuadir, poder sensibilizar a esa persona de lo mal que le está haciendo ese consumo. Y por otro lado que los cambios que se puedan ir generando en relación a que vaya disminuyendo ese consumo, sean cambios que puedan surgir desde la persona. Todo lo que es prohibicionista, se sabe, tiene límites; las soluciones no se van a dar de manera efectiva a mediano y largo plazo. Por lo tanto, es necesario tratar de sensibilizar y persuadir.
En el caso de los padres, por ejemplo, se puede plantear la restricción en la utilización del celular en determinados horarios, o según la edad, o en el ingreso a ciertas a ciertas páginas web. En los docentes, en la prohibición del uso de celulares en el aula, que considero en este contexto como una línea a explorar y que puede ser efectiva.
¿Hay diferencias cuando se trata de un adulto y un adolescente? Sí. En general, no todo consumo es problemático. Hay consumos responsables, por ejemplo, con el alcohol y los adultos. Ahora, en lo que tiene que ver con el consumo de las apuestas online, no existe el consumo responsable para menores de edad. Es algo que no debería suceder, porque estamos hablando de etapas en el desarrollo del psiquismo en donde hay ciertos límites que se van introyectando. El acceder a ciertas conductas debe ser postergado a otras etapas. Todo lo que tiene que ver con la capacidad de proyectar límites en los adolescentes es algo que se va desarrollando paulatinamente. Por lo tanto, el riesgo a que este tipo de conductas se transforme en un consumo problemático es mayor que en el caso de los adultos.
Rol del Estado
La legislación en este tema es recomendable. Tiene que ser planteada como es la misma problemática, que es compleja y multidimensional. Y debe tener una vista fuerte en lo que es el rol rector y regulador del Estado, por ejemplo, con la prohibición de las publicidades de este tipo de plataformas; con la prohibición de que los influencers hagan publicidad de estos sitios web. Por otro lado, con la regulación y la restricción del acceso: siendo mucho más duros con las plataformas ilegales; creando registros de plataformas legales; prohibiendo el acceso de menores (con mecanismos de control biométrico para el acceso); disponiendo registros de exclusión para quienes estén atravesando esta problemática.
La legislación tiene que incluir acciones de prevención, de sensibilización en medios de comunicación y redes sociales, con charlas y talleres en las escuelas y clubes. Y también toda la línea de atención, capacitando a los profesionales y con mayor acceso a especialistas en salud mental en el sistema público, en el primer nivel de atención como en hospitales públicos.
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