Los laberintos guardan entre sus encrucijadas una gran historia. En la Antigüedad tenían un propósito más bien funcional: servir como trampas para no poder entrar o salir de un lugar con facilidad. En la época Medieval se trataba de un uso más bien espiritual que simbolizaba e camino del hombre hacia Dios. Mientras que el Laberinto Patagonia, el más grande de Sudamérica y ubicado en nuestro país, busca un encuentro más personal con uno mismo.
El Laberinto Patagonia es una de las creaciones humanas más impresionantes. Este sigue el diseño de los famosos lugares intrincados llenos de calles y pasadizos, célebres de leyendas populares y mitos renombrados. Se trata del laberinto natural más grande de América Latina y se encuentra ubicado en la localidad de Hoyo, en la Comarca Andina, provincia de Chubut.
Los ideadores de esta surrealista atracción, Doris Romera y su esposo Claudio Levi, concretaron su sueño el tres de enero del 2014 en el sur argentino. Para aquella fecha, lograron materializar un laberinto como el de las películas. Este cuenta con paredes de cipreses que alcanzan los cuatro metros de altura, además de una serie de caminos serpenteantes y puertas que transforman la experiencia en un desafío inmersivo y único para sus visitantes.
¿Por qué fue construido el laberinto Patagonia?
Doris Romera y Claudio Levi, dos apasionados de los laberintos, se inspiraron en los grandes artificios europeos y en su amor por la naturaleza para construir una obra maestra única en la región patagónica. Este emprendimiento nació de un sueño que alimentaron durante años: crear un espacio de desconexión y reflexión en medio de un entorno natural que ofreciera paz y desafío al mismo tiempo. En 1996, finalmente decidieron comenzar la construcción en El Hoyo, a 15 kilómetros de El Bolsón y a 14 kilómetros del Lago Puelo, atraído por su clima favorable y la belleza del paisaje.
El Laberinto Patagonia tiene una superficie de 8500 metros cuadrados y se destaca por un verde intenso y encrucijadas desconcertantes que compiten con la belleza y el encanto de los bosques nativos que hacen de la experiencia una propia de un cuento de hadas.
El sitio elegido era, en sus inicios, un mosquetal, una zona tupida de arbustos y espinas que representaba un reto considerable. Con paciencia y esfuerzo, Levi transformó el área en un espacio abierto y despejado, donde podría plantar las primeras líneas de cipreses macrocarpas. Durante los primeros años, el cuidado y crecimiento de estos árboles fue un proceso minucioso, ya que la formación de los muros verdes requería precisión para alcanzar la altura y densidad deseada. Así, la pareja convirtió un terreno agreste en el laberinto de cipreses que hoy es un atractivo turístico notable en Argentina.
¿Cómo fue construido y diseñado el Laberinto Patagonia?
El diseño del Laberinto Patagonia se caracteriza por su complejidad y su estética natural. Con una estructura inspirada en patrones geométricos, el laberinto cuenta con caminos que suman kilómetros de senderos, con paredes que llegan a cuatro metros de altura, lo que convierte el recorrido en un verdadero desafío para quienes se atreven a explorarlo. Levi trabajó junto a expertos en diseño de jardines para crear un trazado que no solo fuera intrincado, sino también visualmente atractivo, aprovechando las tonalidades de los cipreses y los efectos de luz natural.
El proceso de construcción incluyó la plantación de más de mil cipreses macrocarpas que fueron cuidados con esmero durante casi dos décadas. Las dimensiones y el diseño de esta obra han hecho que el Laberinto Patagonia sea catalogado como el laberinto natural más grande de América Latina. Las puertas ubicadas en puntos estratégicos del laberinto añaden un componente adicional de sorpresa, invitando a los visitantes a descubrir nuevos caminos y desafíos en cada visita. Actualmente, es una de las principales atracciones turísticas en la Patagonia, recibiendo miles de visitantes que buscan vivir una experiencia de exploración y desconexión.