Tucumán fue capital del rock por una noche, con una multitud de personas de todas partes del país que disfrutó del recital de La Renga en el Club Central Córdoba, en un show que promete quedar en la memoria colectiva.
A las 22, la emblemática banda tomó el escenario y desató la euforia de sus fans que no dejaron de cantar, saltar y emocionarse durante las siguientes tres horas que duró el espectáculo. Ese arranque fue con "Buena Pipa" y "Tripa Corazón", dos himnos que encendieron el fervor de su público.
El repertorio tuvo el equilibrio entre el pasado y el presente de toda su discografía, con temas de su último disco, Totalmente Poseídos, y un repaso por los clásicos como "En los brazos del sol", "Lo frágil", y "Canibalismo".
La expectativa de poder disfrutarlos en vivo fue tal, que los asistentes pudieron ver como a mitad del concierto, aún ingresaba gente al estadio. Pero nada detuvo la conexión entre la banda y sus fanáticos que corearon cada tema como si fuera el último.
La previa: un ritual "renguero"
El Parque 9 de Julio fue el punto de encuentro para los miles de seguidores que llegaron desde todos los rincones de Argentina a vivir este encuentro lleno de buen rock nacional. Más de 40 colectivos arribaron desde provincias como Salta, Córdoba, Jujuy, Buenos Aires, Catamarca y hasta Chubut, trayendo consigo la mística de "los mismos de siempre".
Entre parrillas humeantes, artistas callejeros y cánticos de hinchada, el pulmón verde de la ciudad se transformó en un mosaico de banderas rengueras.
La Productora Lunáticos Viajantes, que celebró sus 15 años, organizó un evento gratuito y familiar que marcó la previa como una fiesta popular. No obstante, cuando el sol comenzó a esconderse, la peregrinación hacia el estadio Central Córdoba se inició con la energía de una misa "renguera" a punto de comenzar.
Contratiempo sin sobresaltos
Antes de que inicie la "misa renguera", la calle Bernabé Aráoz se convirtió en un improvisado camping bajo las sombras de los árboles, con fanáticos que se instalaron allí al ritmo de los clásicos de la banda que sonaban en parlantes que pertenecían al público.
No obstante, el panorama no fue tan pacífico en la entrada por avenida Alem, donde el caos vehicular que se desató ante la falta de cortes de tránsito y la multitud que intentaba llegar al estadio.
A pesar de ese contratiempos, al ingresar se respiraba una buena organización. Las vallas y los protocolos de seguridad permitieron un acceso ordenado, y ya dentro, el paisaje era impactante: banderas ondeando en cada rincón, familias acomodándose en las tribunas y un enorme escenario con pantallas gigantes y visuales de estilo moto rock para que nadie se perdiera un detalle del show.
Banquete roquero
Así fue como ni la humedad intensa de la noche de ayer impidió que Tucumán se consolide como epicentro de la fiesta nacional "renguera" hasta las 00.45 cuando la noche culminó al ritmo de "Hablando de la Libertad".
El show dejó tan buenas sensaciones, que La Renga dejó claro que su regreso a la provincia no será dentro de mucho tiempo, por lo que la promesa de una nueva misa mantiene viva la llama de un ritual que, una vez más, trascendió la música para convertirse en una experiencia comunitaria inolvidable.