Con la llegada del calor, el aire acondicionado se convierte en un aliado indispensable para mantener el confort en los ambientes. Sin embargo, su uso excesivo se refleja en las facturas de energía. Encontrar formas de reducir el consumo se convirtió en una preocupación común.
Una de las estrategias más efectivas para controlar el gasto energético es conocer en qué momentos del día el aire acondicionado consume más energía. Además, pequeños cambios en la forma en que utilizamos estos dispositivos pueden marcar una gran diferencia.
Desde ajustes en la temperatura hasta la optimización del horario de uso, la eficiencia energética no solo depende del equipo, sino también de cómo lo empleamos.
Según diversos estudios, el mayor consumo energético se da entre las 12 y las 18 cuando las temperaturas alcanzan su punto máximo. Durante estas horas, el aire acondicionado trabaja más intensamente para mantener una temperatura agradable, lo que incrementa significativamente el gasto.
Cómo usar el aire acondicionado en verano para ahorrar energía y dinero
Aprender a manejar el aire acondicionado de forma eficiente no solo ayuda a reducir el consumo energético y ahorrar dinero, sino también a mantener un hogar confortable sin comprometer la sostenibilidad.
Además, pequeños ajustes en la configuración del aire acondicionado y en los hábitos diarios pueden marcar una gran diferencia. Desde elegir la temperatura adecuada hasta asegurar un mantenimiento regular del equipo, existen prácticas simples que, sumadas, pueden aligerar el impacto en el bolsillo y contribuir a un uso más responsable de la energía.
Uno de los errores más comunes al usar el aire acondicionado es establecer temperaturas demasiado bajas. Es esencial mantener el termostato entre 24°C y 26°C es suficiente para proporcionar un ambiente confortable y evitar un consumo excesivo de energía.
De acuerdo con un estudio de la Agencia Internacional de Energía (AIE), cada grado menos de temperatura incrementa el consumo eléctrico en aproximadamente un 7%.
De este modo, un ajuste adecuado del termostato no solo mejora la eficiencia energética sino que también, alivia el impacto económico en la factura.