En el 52º Congreso Argentino de Medicina Respiratoria fue premiado un estudio que midió la correlación entre el aumento de la contaminación del aire y el incremento de los síntomas respiratorios en niños tucumanos.
La investigación estuvo a cargo de los médicos Héctor Altieri y Roque Baldasaria (neumólogos), del secretario y del subsecretario de Innovación, Desarrollo y Extensión de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Juan Carlos Santos y Rodrigo Marañón, respectivamente. También participaron los investigadores Aída Ben Altabef, Rodrigo Gibilisco y María Marta Sáez, de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia. Gibilisco es responsable de la iniciativa Breathe2Change en Tucumán; Ben Altabef es la directora del Laboratorio de Estudios Ambientales (LEA), que forma parte del Instituto de Química del Noroeste Argentino (Inquinoa) y Sáez, es integrante de la Fundación Breathe2Change.
En diálogo con LA GACETA meses atrás, Gibilisco había advertido: “Tucumán es la provincia más contaminada del NOA, con niveles de contaminación del aire que reducen la expectativa de vida en hasta dos años”.
En el programa Panorama Tucumano, la nave insignia de LGPlay, el especialista también había lamentado que se haya normalizado las lluvias de cenizas. “Eso no es normal; y no es necesario quemar la caña. Ya existen tecnologías para producir de otra manera”, subrayó.
Trabajo premiado
Los médicos tucumanos lograron identificar un incremento de los síntomas respiratorios de 2.000 niños, de entre 7 y 11 años, de varias escuelas de la provincia, y correlacionar esos resultados con los datos obtenidos por la red de monitoreo de la calidad del aire en Tucumán.
El monitoreo se realiza por medio de sensores, que fueron previamente instalados en escuelas del interior y de la capital de la provincia y en la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia.
La red de monitoreo de la calidad del aire es coordinada en forma conjunta por el LEA, la Fundación Breathe2Change y la Subsecretaría de Medio Ambiente de Tucumán, que depende del Ministerio de Producción de la Provincia.
Los módulos sensores captan pequeñas partículas que hay en el aire, que se llaman “material particulado”. Esto genera mucha información por minuto que luego se comunica a una plataforma en la web, que puede ser accesible desde cualquier lugar. Para medir la calidad del aire, se utilizan mecanismos como la electroquímica, el infrarrojo no dispersivo y la dispersión de la luz.
Se tomó los datos de la contaminación del aire por partículas, recabados por la red de monitoreo, y los correlacionó con el estado de salud de esa población infantil de escuelas de capital, Yerba Buena, Leales, Burruyacú, Tafí del Valle, Chicligasta y Monteros, entre otras.
Síntomas
El neumólogo Altieri mencionó que los síntomas que más se repitieron en los niños fueron: bronquitis, tos, falta de aire, silbidos. Las mediciones de los mismos se registraron en dos periodos: en el de zafra y en el interzafra, dónde casi no se registran quema de cañas ni de pastizales.
Marañon describió que se aplicaron encuestas escritas a los alumnos, dónde les preguntaron cómo se sentían en esa semana. “Allí se pudo ver que, desde mayo a octubre, pero principalmente en julio y agosto, hay mayores síntomas de irritación respiratoria”, resumió.
Santos indicó que las partículas que miden los sensores de monitoreo de la calidad del aire son micropartículas. “Tienen 2,5 micras, son invisibles a simple vista y son 30 veces más finas que el diámetro de un pelo. Se encuentran en el aire cuando hay humo, tierra y son producto de la contaminación por la quema de caña de azúcar, de pastizales, de los restos de residuos domésticos o de lo que quemamos en los jardines”, detalló.
Finalmente, Altieri reflexionó que si la contaminación que afecta la salud de las infancias es producto de la actividad humana, puede evitarse o reducirse.
Debido a ello, el mensaje que quieren dejar a la sociedad es un llamado a la reflexión y a la acción, en búsqueda de que los chicos tengan mejor estado de salud y, al mismo tiempo se proteja el medio ambiente.
En sus declaraciones a LA GACETA, Gibilisco también subrayó la importancia de sumar al sector privado y a la ciudadanía en los esfuerzos para reducir la contaminación.
“El Gobierno no puede hacerlo solo. Necesitamos que el sector privado y la población se comprometan. Es crucial disminuir la contaminación del aire durante el invierno, suprimiendo los incendios y fomentando el uso racional del transporte”, afirmó.
También enfatizó que, además del material particulado, hay otros contaminantes en el aire que aún no han sido suficientemente estudiados. “Necesitamos más recursos para investigar estos compuestos y entender mejor su impacto en la salud”, finalizó.