El alzheimer, una de las principales causas de demencia en el mundo, es un desafío para la medicina y la sociedad. Identificar la edad promedio en la que comienzan a manifestarse los signos de esta enfermedad es clave para un diagnóstico temprano y la implementación de estrategias preventivas.
Los síntomas iniciales son sutiles: olvidos ocasionales, confusión con fechas o lugares, e incluso pequeños cambios en el comportamiento. Sin embargo, detrás de estas señales aparentemente inofensivas, podría estar desarrollándose un deterioro cognitivo progresivo.
¿Qué dice la ciencia al respecto? Diversos factores, como la genética y el estilo de vida, influyen en el momento en que el Alzheimer empieza a mostrar su presencia. Conocer esta información podría ser el primer paso hacia una mayor concienciación y cuidado.
¿A qué edad comienza el Alzheimer?
La enfermedad neurodegenerativa suele comenzar en la edad adulta, alrededor de los 65 años. Sin embargo, existe una clase poco común que puede aparecer muchos años antes.
Para hacerse una idea, en Estados Unidos 1 de cada 9 personas de 65 años o más tienen Alzheimer, mientras que 11 de cada 10.000 adultos entre 30 y 64 la sufre tempranamente.
En la misma línea, algunos casos pueden presentar síntomas de problemas cognitivos desde los 40 años. Puede estar generado por algunos componentes genéticos más fuertes, pero no existen estudios suficientes que lo respalden.
¿Por qué se puede originar el Alzheimer prematuro?
El Alzheimer de inicio temprano puede ser generado por mutaciones de ciertos genes como el APP, PSEN1 y PSEN2. Significa que una sola copia defectuosa heredada de un progenitor es suficiente para su desarrollo.
Cabe mencionar que, si hay antecedentes de familiares cercanos como padres o hermanos, el riesgo aumenta de forma significativa.
Alzheimer: las 5 señales que podrían indicar que una persona lo padece
Existen ciertas señales que pueden indicar que una persona sufre de demencia:
- Cambios en la memoria: olvidar fechas y acontecimientos importantes.
- Dificultad para resolver problemas: inhabilidad de desarrollar y seguir un plan, como no recordar una receta conocida.
- Problemas para realizar tareas cotidianas: las tareas del día a día pueden complicarse.
- Problemas para hablar o escribir: pueden complicarse para seguir el hilo de una conversación.
- Cambios en el humor o personalidad: suelen tener cambios de humor bruscos y experimentar sentimientos como depresión, ansiedad y confusión.