Falta de agua: los habitantes de Amaicha ruegan por una solución

Falta de agua: los habitantes de Amaicha ruegan por una solución

El problema ya lleva más de dos semanas. Mientras las autoridades dan explicaciones, los usuarios siguen padeciendo el faltante.

FALLA. Todo se inició con un problema en el pozo de la plaza principal. FALLA. Todo se inició con un problema en el pozo de la plaza principal. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
Rodolfo Casen
Por Rodolfo Casen 18 Noviembre 2024

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La represa de Los Zazos, en Amaicha del Valle, tiene escasa agua. Se encuentra en un nivel de almacenamiento mínimo, casi sin antecedentes en su historial. El agua que baja desde El Infiernillo y que lo alimenta es insignificante a causa de la falta de lluvia en las alturas. Los cerros, por los cambios climáticos, ya casi no se cubren de hielos que antes, con la llegada del calor, nutrían la llanura de un importante volumen de líquido cristalino. Las napas se hicieron más profundas y el agua que llega desde la represa es oscura debido al sedimento que arrastra. El pozo de extracción de la plaza debió ser perforado 16 metros más abajo. Antes entregaba 12 litros por segundo. Ahora, apenas cinco. Representa unos 18.000 litros por hora contra los 43.200 litros de años atrás. Amén de esto la población se duplicó en los últimos años y en consecuencia la demanda de agua. El panorama que trazó el comisionado comunal de esa comunidad veraniega, Paul Caillou, es preocupante.

La gente desesperada le reclama solución. La situación se regularizó un poco, pero la aflicción, principalmente de propietarios de hospedajes y casas de comidas, persiste frente a la aproximación de la temporada veraniega. “Urge una solución definitiva a este problema que se presenta justo cuando se avanza en la repavimentación de la ruta 307. Eso va a traer más visitantes en las vacaciones. Y se va a poder trabajar a pleno. Por eso hay que garantizar a esa gente todos los servicios a niveles óptimos” planteó Candelaria de Caliva, propietaria de un restaurante céntrico. El cacique Miguel Flores insistió en que la comunidad demanda de pozos nuevos frente a una escasez de agua que cada año es más crítica. “Hay poca para consumo y casi nada para riego. El dique, por la falta de lluvia, se seca. Se necesita el líquido para los viñedos y las nueces” advirtió.

Transferir servicio

La provisión de agua para consumo es administrada por los centros vecinales de Los Zazos y San Felipe. El del microcentro y zonas aledañas el servicio está a cargo de la comuna. Caillou admite que la zona demanda de más pozos nuevos. Los existentes son antiguos y obsoletos. Pero esa renovación requiere de una inversión millonaria. “Creo que la solución es transferir el servicio a la SAT a fin de que esta sea la encargada de garantizar la prestación con la perforación de pozos. Al tema ya lo hablamos con Marcelo Caponio (titular de la SAT) y está en estudio esa posibilidad” sostuvo. Caillou aseguró que en estos días la crisis amainó a partir de que se solucionó el problema del pozo de la plaza y la habilitación de otro. “Primero le cambiamos un caño que estaba perforado y luego tuvimos que hacer más profunda la extracción. La bomba chupaba aire porque el agua estaba más abajo. Después logramos hacer un acuerdo con las autoridades de la Escuela Agrotécnica que tenían un pozo sin funcionar. La comuna lo reactivó e interconectó al sistema comunitario.

Más pobladores

Caillou observó que frente a la crisis no es un dato menor el crecimiento poblacional. En el pueblo, rodeado de montañas y un clima agradable, luego de la pandemia se produjo un fenómeno que también se dio en otras comunidades alejadas de las grandes ciudades: la inmigración de gente que escapó al miedo de la enfermedad y el estrés del encierro. Aunque el último censo de 2022 se reportó un poco más de 4.000 habitantes, se estima que en la actualidad son alrededor de 8.000 en la zona. El padrón electoral del año pasado registró 3.200 votantes. Caillou exhortó a los vecinos a hacer un uso racional del agua a fin de evitar que empeore la situación que enfrenta la comunidad. “Es vital la colaboración de los pobladores. Esto no significa que no deban regar sus plantas, sino que deben hacerlo de manera prudente, sin dejar horas la manguera liberando el líquido para el jardín o el patio. Esta es una cuestión que ya la conversé con la gente, pero muchos no la entienden” concluyó.

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