Para Lawn Tennis, la "Caldera del Parque" se convirtió en una "usina de emociones" en el corazón de Tucumán

Para Lawn Tennis, la "Caldera del Parque" se convirtió en una "usina de emociones" en el corazón de Tucumán

Miles de simpatizantes asistieron al estadio de los "benjamines" para presenciar la final del Nacional de Clubes.

FIESTA. Tras la victoria frente a Alumni, los jugadores de Lawn Tennis se subieron a la tribuna para festejar con los hinchas. FIESTA. Tras la victoria frente a Alumni, los jugadores de Lawn Tennis se subieron a la tribuna para festejar con los hinchas. Ines Quinteros Orio/LA GACETA

La ilusión es intangible. No se ve ni se toca, pero se siente, mucho más si se trata de una sensación colectiva compartida por miles de personas. La “Caldera del Parque” estaba preparada para convertirse en una “usina de emociones”. ¿Por qué? Los cánticos, las banderas, los papelitos y los fuegos artificiales son señales que hablan por sí solas. Ni hablar de los gestos: las sonrisas son sinónimos de alegría, los abrazos se convierten en lazos de afectividad y las camisetas exponen el sentido de pertenencia. La ocasión no era para menos. El estadio albergó uno de los capítulos más importantes del rugby tucumano: la primera final del Nacional de Clubes. Lawn Tennis tenía la oportunidad de romper la sequía de los equipos provinciales en este certamen. Tucumán Rugby, Los Tarcos y Universitario lo intentaron, pero se quedaron con las manos vacías.

Las expectativas de los hinchas son gigantes e incalculables. Aún faltan cinco horas para el partido y ya hay autos en las inmediaciones del estadio. ¿Cuál es la causa de tanta premura? A priori, podría inferirse que nadie quería perderse la fiesta de los “Benjamines”, pero lo cierto es que la final se presentó como la ocasión ideal para organizar un plan familiar: niños en la pileta del club, otros en la cantina y no faltaron aquellos socios ansiosos que aprovecharon para entablar una charla sobre las virtudes y defectos de Alumni. Tampoco faltaron los elogios a Nicolás Sánchez, el artífice del momento histórico que atraviesa el club.

Las instalaciones de Lawn Tennis están divididas en dos grandes sectores. Mientras la mayoría de los socios se instalaron en el patio de los asadores, la dirigencia de los “Benjamines” apartó un patio interno del club para compartir un almuerzo con los altos cargos de la URT y de Alumni. ¿El menú? Las opciones incluían cazuela de pollo a la valenciana, sándwiches de jamón y queso, papas fritas, empanadas, entre otros.

A las 15, la fiesta empezó a tomar color. Con la llegada de los instrumentos musicales (bombos y trompetas), los hinchas comenzaron a entonar los primeros cánticos, todos extraídos de la jerga futbolística, pero adaptados a la circunstancia que atraviesa Lawn Tennis.

“Espero que no nos destrocen los asadores, o tendremos que reconstruirlo todo”, comentó una de las cabezas dirigenciales de los “Benjamines”, refiriéndose al comportamiento de los hinchas que utilizaron como “paraavalancha” las parrillas del club.

Los fanáticos de Alumni aprovecharon el momento para ornamentar su sector con tirantes rojos y blancos, acompañados de banderas con las siglas L.B.D.I., haciendo referencia al nombre de la barra del club porteño: “Los Borrachos del Ingoal”.

Poco a poco, los asistentes comenzaron a llenar el estadio. También aparecieron otras figuras reconocidas del deporte tucumano, como Mario Leito, presidente de Atlético, y Facundo Sava, entrenador del “Decano”. Además, los fanáticos de otros clubes tucumanos decidieron asistir al estadio con las insignias de sus respectivos equipos para apoyar a Lawn Tennis. El calor no fue un impedimento para llenar las tribunas del estadio.

Tras un gran recibimiento, con mucho humo y cánticos, el partido comenzó sin mayores inconvenientes, y los hinchas respetaron a rajatabla los pedidos de la voz del estadio. El principal fue guardar silencio durante los penales y conversiones para no interrumpir la concentración de los pateadores.

La actitud avasalladora de Lawn Tennis fue recibida con aplausos por los hinchas. Con pases rápidos y zancadas veloces, los “Benjamines” rompían líneas sin cesar, aunque no lograron apoyar la pelota en el ingoal de Alumni. Tampoco faltaron los silbidos hacia Santiago González Iglesias, quien recibió la primera amonestación del partido. La situación se repitió después de que Franco Battezzati apoyara el primer try a favor de los porteños.

Pese a comenzar en desventaja, el nerviosismo nunca dominó a los hinchas locales, quienes expresaban su confianza en el XV de Álvaro Tejeda. Joaquín López Islas fue el primer ovacionado, pero la situación se repitió con cada penal convertido por Nicolás Sánchez. “¡Vamos, ‘Cachorro’!”, fue el grito que se oyó en el estadio.

No sucedió lo mismo con la dirigencia del club visitante. Tras la conversión del penúltimo penal de “Nico” Sánchez, que puso el marcador 19-17, algunos dirigentes de Alumni se quejaron de la tardía decisión arbitral de convalidar los puntos. La situación se complicó aún más cuando el árbitro Juan Manuel López marcó el final del partido (22-17), lo que derivó en algunas discusiones que rápidamente fueron disipadas.

La invasión de hinchas fue la última imagen del partido. Abrazos, lágrimas y felicitaciones desbordaron el campo de juego. Incluso, tras recibir el trofeo, los jugadores de Lawn Tennis se subieron a la tribuna principal para celebrar el triunfo.

Lo más curioso fue un cántico de los hinchas hacia la UAR para reclamar la no convocatoria de “Cachorro” para Los Pumas. Tampoco se puede obviar la marea de gente alrededor del ex Puma, que intentó tomarse una foto o llevarse un recuerdo.

Todo esto hizo que el rugby tucumano viviera una de las páginas más importantes de su historia, y muchos anhelan que la proeza de Lawn Tennis se replique de manera continua. ¡Salud, campeones!

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