En un mundo cada vez más preocupado por el cuidado de la salud mental, toman impulso nuevas propuestas de ejercicios que no solo fortalecen el cuerpo, sino también el cerebro. Una de estas prácticas es la llamada "rutina del explorador", un ejercicio mental y físico diseñado específicamente para prevenir el deterioro cognitivo.
La rutina del explorador propone una serie de movimientos y actividades que buscan no solo mejorar la coordinación y el equilibrio, sino también activar áreas del cerebro relacionadas con la memoria, la concentración y la resolución de problemas. Inspirada en ejercicios que simulan el proceso de exploración y descubrimiento, esta práctica puede ser integrada en la vida cotidiana de personas de cualquier edad, especialmente de adultos mayores.
Aunque no se trata de una cura mágica, los especialistas consideran que esta combinación de actividad física y estimulación cognitiva es un recurso valioso en la prevención de enfermedades neurodegenerativas. ¿En qué consiste exactamente esta rutina y cómo se puede adaptar a las necesidades de cada persona?
Rutina del explorador: cómo es el ejercicio que ayuda a prevenir el deterioro cognitivo
La "rutina del explorador" es un tipo de ejercicio de orientación que consiste en moverse por terrenos naturales mediante la utilización de un mapa y una brújula, sin la ayuda de herramientas digitales como lo puede ser un GPS.
La idea es que el participante se desplace y se ubique en un entorno sin ayuda tecnológica, utilizando su percepción espacial y habilidades cognitivas para orientarse y tomar decisiones sobre el camino a seguir.
La eficacia de la “rutina del explorador” no es solo anecdótica; tiene un respaldo científico sólido. Un estudio publicado en PLoS One encontró que sesiones de orientación de apenas 15 minutos pueden beneficiar la salud cerebral.
Esta investigación, liderada por Emma Waddington de la Universidad McMaster en Canadá, mostró una relación significativa entre la práctica de la orientación y mejoras en habilidades cognitivas, especialmente en la navegación espacial y la memoria.
Según el estudio, la orientación podría ser clave para prevenir el deterioro cognitivo relacionado con la edad, activa zonas del cerebro que antiguamente se empleaban para tareas de supervivencia, como la caza y la recolección.
En la actualidad, estas áreas permanecen inactivas debido a la dependencia de tecnologías como el GPS. La investigación destaca que esta actividad conserva las habilidades y reactiva procesos cognitivos fundamentales que han quedado relegados en la vida moderna.
Entre sus principales beneficios también se encuentra el fortalecimiento de la memoria espacial, ya que al recorrer paisajes naturales y recordar puntos de referencia, se ejercitan áreas del cerebro responsables de organizar información espacial. Esto es útil para la organización mental y la planificación de tareas.
La orientación también fomenta la atención sostenida y la concentración. Seguir un mapa y mantenerse alerta a señales en el entorno ayuda a desarrollar la capacidad de enfocarse por periodos prolongados, lo que puede reducir la fatiga mental en otras actividades que requieren atención continua.