Estaba enojada. “Salí a pelear”, gritaba desde el sector bajo del estadio de Villa Luján. La noche del 12 de abril Lucrecia Manzur formaba parte del público que había ido a alabar en “La Catedral del Boxeo Tucumano” a la legendaria Marcela Acuña. Su enfado estaba dirigido hacia “La Tigresa”, primera argentina que peleó profesionalmente.
“La gente pagó la entrada. Era una falta de respeto que no saliera a pelear”, mantiene el recuerdo bien vivo “La Turquita”. En aquella velada, Acuña vino a combatir contra Natalia Alderete, amiga de Manzur. La noche fue caótica porque la pelea estelar se demoró casi tres horas. Como Manzur, otros cientos exigían que la acción comenzara. Esa situación no sucederá el viernes porque Villagra Box ya tiene todo aceitado (a diferencia de la promotora que trajo por última vez a Acuña) para que cerca de la medianoche Manzur suba al ring y no esté a los gritos con unas furibundas ganas de boxear.
“La admiro, pero bueno el viernes voy a demostrar lo que soy. Creo que con mi equipo nos preparamos mejor que nunca”, contó la tucumana. “El doble me preparé”, sentenció. “Para llegar al 100 por ciento y dejar en lo más alto a los tucumanos”, fue un poco más a fondo en la cuestión.
Esa actitud al estilo “cruzada justiciera” viene después, casi es secundaria, pero ideal para cumplir su objetivo. O con más precisión como dijo su preparador físico. “Tiene un plan”, indicó Román Jarillo.
“Es una pelea para que se me abran las puertas por el título del mundo. Eso es lo que sueño: ser campeona mundial”, aseguró “La Turquita” mientras completaba algunos ejercicios livianos ya en un gimnasio cercano a la esquina norte. Levantó 30 kilos, sólo para la foto porque hasta la semana pasada elevaba 45 con varios discos.
“Tiene un sueño y no importa, quién se ponga en el camino”, aseguró Jarillo sobre su pupila. El PF lleva cinco años junto a Manzur, prácticamente desde que comenzó con el deporte de alto rendimiento, entusiasmada por su papá y actual entrenador, Gavino Manzur.
“Ella va por ese sueño. No es que se esté preparando para ‘La Tigresa’, se prepara para cumplir su sueño. Y ‘La Tigresa’, si se quiere meter en el camino, ‘La Lucre’ la va a correr. No veo que sea una pelea diferente para ella, es una piedrita más. Ella siempre se ha preparado igual para todas las peleas”, destacó de manera enfática Jarillo.
No cambia el plan
“La Turquita”, por más que se enfrentará a la pionera del boxeo argentino, no se apartará ni un centímetro de su zona, esa tan confortable que ya le valió dos títulos en el campo rentado: es dueña del cinto de la Federación Argentina y del Sudamericano en peso pluma. “Nunca me fijé en las rivales. Me gusta pelear con las mejores boxeadoras. Me gusta ser mejor yo misma”, reveló. “Creo que sí, ella sí me debe haber estudiado”, estimó la representante del Barrio El Salvador, cercano al Mercofrut. “La Tigresa” está coqueteando con sus últimos años en el boxeo profesional. Cuando visitó Tucumán por última vez el fallo fue empate.
Con 48 años encima, Acuña no puede descuidarse, menos todavía ante rivales que si bien no tienen su mismo roce, pueden hacer la diferencia gracias a la juventud. En este caso la diferencia es de 23 años.
Además es de las pocas veces en que la combinación que Acuña enfrentará incluye un boxeo potente y agresivo. “En un comentario dijeron que yo soy fuerte, una boxeadora que va mucho a los cruces y que pego fuerte. Por eso creo que me estuvieron estudiando. Yo no cambié, sigo con lo mismo porque este boxeo me dio los dos títulos y me va a dar este también”, mostró toda su fe Manzur, que intentará quedarse con la triple corona porque si gana, también sumará el título Latino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) que está vacante. “Estoy preparada para las dos cosas: combatir todos los rounds y también... sueño con ganarle por nocaut”, sentenció.