El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, envió un alto funcionario militar a las Malvinas para mostrar el "compromiso" del partido Laborista con la defensa del territorio en disputa. La visita ocurrió a pocos meses de asumido el nuevo gobierno y sirvió para mitigar las especulaciones sobre la política colonial británica, especialmente luego de las repercusiones por la devolución del archipiélago de Chagos a Mauricio.
El pasado fin de semana, Luke Pollard, actual ministro de las Fuerzas Armadas británico, aterrizó en Puerto Argentino para participar de la ceremonia conocida como el "Día del Recuerdo", que conmemora a los soldados británicos que murieron en la Guerra de Malvinas de 1982.
"Nuestro compromiso con la defensa de las Malvinas es absoluto", afirmó el funcionario británico.
La visita ocurrió en el marco de un contexto de tensión respecto a la Cuestión Malvinas, que resurgió en el debate luego de que Reino Unido resolviera de la "entrega" del archipiélago de Chagos a la República de Mauricio que había sido ocupado por la fuerza. Oficializada por el gobierno de Starmer, la medida fue considerada un "triunfo" de la diplomacia internacional sobre el colonialismo de ultramar inglés y resonó en otros asuntos, entre ellos Malvinas e incluso Gibraltar.
El 9 de octubre, el líder del partido Laborista se vio obligado a aclarar su postura ante el parlamento británico. Mientras defendía la devolución del archipiélago de Chagos como una decisión basada en principios de justicia, también reafirmó que las Malvinas "seguirán siendo británicas", negándose a aceptar cualquier tipo de negociación sobre la soberanía de las islas al igual que sus antecesores.
Luke Pollard en las Islas Malvinas
Durante su visita, Luke Pollard participó del acto conmemorativo de los caídos británicos en Malvinas y reafirmó la postura de la potencia ocupante sobre el archipiélago. "Nuestro compromiso con la defensa de las Malvinas es absoluto", afirmó el ministro de Fuerzas Armadas británico.
Además, Pollard fue enfático en asegurar que las Malvinas seguirán siendo británicas "mientras lo deseen" los isleños, repitiendo el argumento sostenido por Reino Unido para evitar sentarse a negociar en instancias internacionales. Éste está basado en el principio internacional de la "autodeterminación de los pueblos", utilizado por el gobierno británico a pesar de que es una población implantada tras la usurpación del territorio argentino en 1833.
Este "compromiso" con los habitantes de las islas se encuentra en el centro del discurso oficial del país europeo. Sin embargo, la afirmación repetida por el gobierno británico -reflejada en la última intervención de Pollard- omite una parte fundamental de la narrativa sobre el conflicto y que refiere a que el Reino Unido que desconoce lo ocurrido en 1833, cuando tropas desplazaron por la fuerza a las autoridades argentinas, echaron a los pobladores y establecieron colonias.