La reciente crisis energética en Cuba, causada por la caída del sistema nacional y el impacto de dos huracanes, ha provocado una ola de protestas en diversas localidades del país. La Fiscalía General de Cuba confirmó detenciones y procesos penales en La Habana, Mayabeque y Ciego de Ávila contra manifestantes acusados de desórdenes públicos, atentados y daños. El comunicado oficial enfatizó que los actos violentos contraponen la labor de los trabajadores abocados a la recuperación del país y destacó la necesidad de respeto hacia las autoridades y el orden público.
El sistema eléctrico colapsó el pasado 18 de octubre, y los apagones se agravaron tras el paso de los ciclones Oscar y Rafael, que afectaron tanto al oriente como al occidente de la isla, dejando miles de personas sin acceso a luz o agua. Las condiciones se intensificaron con un sismo de magnitud 6,8 en el este, aunque no hubo víctimas. Mientras las cuadrillas trabajan para restaurar los servicios, la insuficiencia de las plantas eléctricas sigue provocando cortes prolongados, aumentando la frustración ciudadana.
A pesar de que la Constitución cubana de 2019 otorga el derecho a la protesta, la ausencia de una ley que la regule específicamente coloca a los manifestantes en una situación de inseguridad jurídica. Justicia11J, una organización de derechos humanos, reportó al menos 23 detenidos en más de 60 protestas desde mediados de octubre. En particular, la localidad de El Eucalipto, en Ciego de Ávila, protagonizó una manifestación tras más de 24 horas sin electricidad, donde los residentes exigieron la restauración del servicio golpeando cacerolas.
Las manifestaciones han recordado las históricas protestas de julio de 2021, que resultaron en numerosos arrestos. Sin embargo, las recientes protestas, aunque menos masivas, han aumentado debido a la persistente escasez de bienes básicos y los continuos apagones. La empresa eléctrica de La Habana informó que aún un 15% de los clientes en la capital no ha recuperado el suministro eléctrico, a cinco días del paso del huracán Rafael, lo cual aumenta las tensiones en un contexto de vulnerabilidad social y climática.