La pasión no conoce de distancias. Y si no, que lo cuenten los cientos de hinchas de Lawn Tennis que decidieron salir a la ruta y unir, en vehículo particular o en colectivo, los 568 kilómetros que separan Córdoba de Tucumán. Los fanáticos “benjamines” coparon la tribuna del Jockey, se hicieron sentir, y terminaron festejando a lo grande junto a los jugadores campeones del Torneo del Interior A.
Pero aunque el resultado final lo exacerba, la felicidad y el disfrute ya estaba presente entre quienes viajaron. “Mi papá nos contagió la locura por el rugby. Yo jugué, mi hijo todavía no, pero de a poco le va gustando el club. Es la primera vez que viajo con él para ver un partido de Lawn Tennis, hace años no viajaba para seguir al club”, le contó a LA GACETA Nicolás Merlo, quien viajó con su hijo Felipe, de nueve años, y su padre, nada menos que Pedro “Perico” Merlo, histórico jugador del club de Parque 9 de Julio.
Los Merlo llegaron, como muchos, en uno de los colectivos que el club puso a disposición para ofrecer alternativas de transporte. Así, también, llegó Jorge Lizárraga Palacios junto a su abuelo, sus dos hermanos y su tío. Con la particularidad de que el joven, de 10 años, no juega al rugby, sino que se enamoró del deporte por herencia familiar. “Juego al básquet. Me gusta el rugby para verlo, y alentar al club”, afirmó.
Así como algunos fueron en colectivo, otros eligieron viajar en vehículos particulares, y aprovechar el tiempo en familia. “Vine en mi auto con Cecilia, una mamá amiga, su hijo León, y mis hijos Lorenzo y Felipe Bulacio, juegan en la M10 y M19”, contó Verónica Lallana. Sus hijos juegan desde los seis años, y le contagiaron la pasión por el rugby. “Fuimos a todos lados; a Los Pumas fuimos a verlos en Mendoza el año pasado, en Santiago este año, y ahora tocó Córdoba. No es tan lejos; ¿cómo no íbamos a venir?”, lanzó, con una sonrisa en la cara.
Otra de las familias presente fue la de los González, que cuenta con Diego padre, su esposa Cecilia, y sus hijos Diego, apodado “Tuky” y que juega en la M13 del club, y Santiago, de poco más de un año. “Mi hijo empezó a jugar este año, y ya está toda la familia apoyando. Generalmente acompañamos en los viajes, así que estamos acá, en familia”, contó Cristina.
Otros, por su parte, eligieron viajar con su grupo de amigos del club. “Jugué en el club desde los 15 hasta los 30. Estamos viviendo una fiesta, un sueño, es algo inexplicable. Este viaje, para el verdadero hincha de Lawn Tennis, es una fiesta”, sostuvo Carlos Zelarayán, que también saludó a su novia a la distancia -”no pudo venir”, dijo-.
En las tribunas, los hinchas pusieron la fiesta. Y en la cancha, los jugadores respondieron con creces, para que todo Lawn Tennis tenga una tarde soñada.