Los mitos
“No debe pensarse que la manipulación ideológica impone deseos artificiales en una sociedad puramente inerme. No se engaña sino a quienes están predispuestos a ser engañados. El mito florece particularmente en los momentos de crisis, entre quienes quieren dar un sentido a sus vidas vacías y prefieren vivir en un mundo de sueños en lugar de enfrentarse con sus responsabilidades y con la realidad”.
Vargas-Perón / Brasil-Argentina
“En una charla que di en Brasil dije que la suya era una sociedad más avanzada que la nuestra porque tuvieron el antecedente de Perón, que fue Vargas, y hoy nadie se acuerda de Vargas. En cambio nosotros seguimos viviendo en la época de Vargas. Eso nos convierte en un caso único”.
Guevara
“El Che era un incordio; estaba en contra de Estados Unidos, de la Unión Soviética y de China. Se enfrentaba al mundo entero. Pero tenía un enorme prestigio entre los estudiantes, la juventud en general y demás sectores de la nueva izquierda. La locura del Che le abrió la salida a Fidel. Parecía apoyarlo, lo dejó morir y, una vez muerto, al ser inofensivo, aprovechó el mito. Había en Guevara una vocación de muerte que está presente desde su adolescencia. Surge en sus cartas, en sus poemas. Supongamos que hubiese tenido la ilusión de ganar en Bolivia, a mitad de camino ya sabía que eso no era posible y, sin embargo, no intenta escapar…Lo que queda de él es una efigie en remeras fabricadas en Taiwán. Para los jóvenes es un ícono de la rebeldía. Pero la mayoría no tiene noción de lo que fue el Che, porque lo asocia a todo lo contrario de lo que realmente representaba. Era un hombre militarista, represivo. ¿Cómo se puede identificar una juventud rebelde, antiautoritaria, con un hombre que nunca se sacaba el uniforme ni las botas? Pensemos en la liberación sexual de los 60. Cuba fue uno de los países más represivos; había campos de concentración para homosexuales, drogadictos, hippies o simples disconformes con el régimen. Un porcentaje significativo de los jóvenes que hoy lo idolatran, de haber vivido en esa época en la isla, habrían terminado en esos campos”.
¿Se puede separar la obra del autor?
“Hay que tomar cada caso en forma individual. Por ejemplo, Céline. La obra es absolutamente reivindicable. Viaje hacia el fin de la noche es una obra maestra, un libro monumental, pero él allí no hace para nada una propaganda nazi. Aparece su concepción pesimista de la vida y su escritura es maravillosa. Ahora, cuando la ideología invade la literatura, ahí ya es otra cosa. En cuanto a Neruda, a mí como poeta sólo me gusta el primer Neruda, no el de las Odas al Partido Comunista, a Stalin, a Fidel, etc. Ahí la literatura de Neruda se deteriora”.